miércoles, diciembre 19, 2007

Una gota de champagne para Diamante



Esta foto la tomé en el casino de Villa Carlos Paz, en mi Luna de Miel. "¡Pastel, basta de estar de Luna de Miel con vos mismo!", me decía 7e7é cuando quería reclamarme algo. Esa noche, después de caminar muy al natu por las calles del centro y un chancho no me acuerdo dónde, fuimos a parar (flor de caño de por medio) al casino. El tipo de la puerta interpretó que éramos unos zapas. Dijo algo, pero ni lo escuché y seguí caminando. Vino hasta mí y me tomó del hombro. "Tienen que dejar los bolsos allí". "Pero hay gente que tiene líbremente sus bolsos, ¿por qué nosotros...?" "Tienen que dejar los bolsos". Okay, nazi. Voy a dejar mi bolso. Caminamos hasta el sitio al que nos dijo el nazi de la puerta. "No, no hace falta que los dejen", dice la chica. ¿Por qué el nazi se puso tan agresivo? ¿Le molestó mi forma piscis de entrar al casino, con tanta agua? Nos fuimos al bar y nos pedimos un champagne. Me costó sacarme al nazi de la cabeza.

En la foto, un ángel de la guarda, mi diario, y una copa de champagne. Unas horas después, en una casa del monte -si hicimos bien las cuentas- fue concebido Diamante. En una película que vi muchísimas veces, El Francotirador, un comerciante francés en Vietnam le dice a De Niro: "Un hombre que le dice no al champagne le dice no a la vida".

Sea como sea, Diamante va a ser bautizado con champagne. Una gota de champagne para Diamante. Sus padrinos serán Facu y Ceci, esas dos bellezas. Y habrá una copa especial, de la que beberán los padrinos y la sacerdotisa, después de mojar una cuchara de plata y dejar una gota espumante en la cabeza de nuestro hijito.

miércoles, diciembre 12, 2007

Diamante

Estoy muy atrasada. Todavía no conté cómo fue que llegamos a la Iglesia -con la Guiye, maquillaje y energía blanca- casi 1 hora y media tarde. El sacerdote, odiado, ya se había sacado la sotana. Estaba en jogging, y en cuanto aparecí me hizo un squetch: "El maquillaje de la novia es muy importante... no lo voy a negar. Pero mi tiempo también lo es. Yo en este momento tenía que estar en otro lugar". "Perdón, M", le dije. Habíamos estado conversando cordialmente, una o dos semanas atrás. Hablamos de von Wernich. De la necesidad de juzgar y castigar a los represores. Hablamos de Nietzsche; de un cristianismo sin Dios. De los filósofos italianos. De los colegios católicos en la Argentina y de la necesidad o no -de la Iglesia- de erradicarlos. Un asco, la charla, ya lo sé. Lo siento.
Unos cuántos días más tarde, cuando vio que ya estábamos cayendo más de 1 hora tarde a la boda, tomó el celu de mi suegro, y me llamó. Estábamos en un taxi, en pleno viaje: "Yo tengo otras cosas que hacer, no te puedo esperar hasta cuando a vos se te ocurra llegar", me tiró. "Perdoname, M. La verdad es que nos atrasamos mucho. La novia tuvo algunos inconvenientes con el maquillaje...". ¿Después de Nietzsche y la muerte de Dios, problemas con el maquillaje? Okay... Pero, ¿y con qué otra cosa, sino?
"¡No! ¡No me podés decir que te atrasaste con el maquillaje! ¡Es una falta de respeto!, ¡Si no llegan en 15 minuotos... Me voy!". Llegamos en veinte, y me hizo el squetch, en vivo. Lo demás es historia.
Pero, todo eso no es nada al lado de lo que fue la Fiesta -la más hermosa fiesta del mundo. Increíble, realmente. Al final, 7e7é lloraba porque no quería que se terminase jamás. "Fue la noche más feliz de mi vida", decía. La mía también, pastel. Por lo menos hasta ahí, porque la vida siguió haciéndose cada vez más hermosa. Y con ella, nosotros también.
De repente, unas semanas después, 7e7é estaba rari. ¿Se sentía mal? No exactamente. Era el yenismo. Se hizo un evatest. No le dio crédito. "Debo haber hecho algo mal", dijo. Se hizo otro a las tres horas... ¡y ya eran dos evatest positivos!
Hospital Italiano: "Estás re-embarazada", dijo una médica de guardia. Pidió análisis de sangre y ecografía. Entonces vimos por primera vez a Diamante. Dos centímetros, casi: 19 milímetros, ¡169 pulsaciones por minuto! Para decirlo con Miky Rourke, 7e7é está de 9 semanas y media, y nuestro hijo nacerá el 10 de julio de 2008 (entre 10 días antes o depués).
¿No es una maravilla? Sólo un Dios Muerto podía hacer posible semejante fantasía.

sábado, noviembre 17, 2007

El río sin orillas, Nro 1 (impresionante)



Una revista excelente. No se puede creer que todavía haya gente capaz de hacer algo tan bueno, y al natu. Felicitaciones, Guada, Fava, D´iorio y los demás... Francamente, me quedé pasmado ante el primer número de EL RIO SIN ORILLAS. De putísima madre, realmente. Qué hermoso; la filosofía argentina tiene vida para rato. Buena y larga vida. Vamos a tener excelentes Maestros, que se están formando del modo más blanco: formándonos... Haciéndonos pensar. Dejándonos, invitándonos a pensar.

Qué orgullo. Algunas de éstas mentes, fueron mis docentes. Y me dieron mucho de lo poco que me animo a tener. Me dieron oportunidades, sin que yo mismo me diese cuenta. Dan todo. La prueba es esta revista, de un nivel altísimo y un compromismo verdaderamente intempestivo.

lunes, octubre 29, 2007

Esa (mi) mujer

Yo no la voté, pero la habría votado, si no fueran tan fachos. "Soberbia", decía mi hermano, desde Córdoba. Nos referíamos especialmente a los dichos del Ministro del Interior. El María Moliner tiene 3 acepciones para "soberbia". La segunda es la que le va mejor al Ministro (y a la futura Presidente): "Cualidad o actitud del que está demasiado convencido de la superioridad de su criterio y no tolera que le contradigan". El problema no es creer que nuestros criterios sean superiores, sino más bien, que estemos "demasiado" convencidos de ello. Ese "demasiado" (quién sabe cuál será la medida justa de marilynismo que necesitamos para ser felices) arrastra al soberbio a la intolerancia y al abuso: "no tolera que le contradigan". Y esto es un asco, realmente. Entonces, no voté.
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Pero hace dos semanas me casé por Iglesia. Paula F. me dijo hace un par de noches: "Sos ideológicamente impresentable". Puede que tenga razón, pero ser impresentable me permite representarme. No me saco los ojos de encima; me tengo presente, que es lo que alguna vez significó "representar". No me olvido. Pienso bastante lo que hago, aunque siempre termine haciendo un loco o no haciendo nada, por pura pereza y amor al derroche. Me equivoco. Digo locos. Hago cualquiera, la verdad. Me confundo rápidamente. Votar a Cristina F. de K. habría sido un error, creo. Casarme por Iglesia, sin embargo... un acierto. La perfo más lograda de nuestras vidas, ¿no, pastel?
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Un día antes de la Iglesia, nos casamos por Civil. Nos despertamos temprano. Teníamos que ir al Hospital Piñeiro, a buscar los "prenupciales". Me di cuenta de que no tenía mi DNI. No estaba en ninguna parte. Siempre lo tengo en el bolsillo del saco o de la campera de jean, o en el bolso. Y, joder, no estaba por ningún lado. Me tenía que casar en tres horas y no tenía mi DNI, y realmente no estaba. No era que "no lo encontraba" nada más, sino que NO estaba. Me volví loco. 7e7é, en cambio, se lo tomó con soda: "No te preocupes, pastel, nos van a casar igual, vas a ver...". Preguntale. No te casan ni a ganchos, sin DNI. Llamé a mi mami. Le pedí que buscase entre mis cosas, en Olivos, mi viejo DNI, el que creí perdido hace ya 10 años. Nunca lo encontró. Debe haber visto cosas negras, entre mis porquerías del pasado. "Tengo el original de tu partida de nacimiento, hijito, ¿lo llevo?". "Sí, por favor". "Ahí dice que sos mi hijo, no va a haber ningún problema". Preguntale, realmente. El padre de 7e7é, cuando se enteró, me indicó que no perdiese más documentos: "El de Carlitos, ¿lo tenés?". Se refería al DNI del hermano 7e7é, uno de los testigos. "Sí, sí, lo tengo... el único que falta es el mío". "Y bueno, no te preocupes, vamos a ver qué dice el Juez". La puta madre. "¿Cómo puedo ser tan pelotudo, pastel? Me quiero matar". Del Hospital a la Peluquería, un taxista nos dijo que lo único que teníamos que decirle al Juez era que íbamos "de parte de Sanchez Sorondo", y nos dio un papelito con el -falso- teléfono del Ex-Director del Registro Nacional de las Personas. "Se jubiló, ya", nos contó, "pero ustedes digan que van de parte de él". El peluquero de 7e7é, por su parte, dijo que tenía una clienta jueza de paz, que le podía preguntar si con la partida de nacimiento y la libreta universitaria... podía casarme. La llamó. "En cinco minutos me llama", dijo el coiffeur. Me fui de la pelu (con nuevo corte); 7e7é se quedó. Cuando llegué a casa me puse a revolver todo, como loco. Entre todo el quilombo, encontré mi pasaporte Mercosur. Creí que había recuperado un poco de ánimo, pero sonó el teléfono y cuando atendí me di cuenta de que estaba llorando. Era la mujer de mi hermano Juan, Silvana, llamando desde Palma de Mallorca: "Ey, ¿qué te pasa? Mariano...". No podía dejar de llorar. Le conté la situación, más o menos. "El pasaporte sirve únicamente afuera del país". Me recomendó que fuera a la comisaría más cercana, a denunciar la pérdida del DNI. Con un documento de PERDIDA, capaz que estaba todo bien. Gracias, Sil, hermosa, pero no fui a la comisaría. Me quedé inmóvil, llorando en el piso del depa, hasta que llegó mi pastel, hermosa, con un peinado fantasía: "Pastel, ¿qué te pasa? No te pongas así, mi amor". "¡Soy un pelotudo, pastel!", lloraba, con el pasaporte en la mano.
En el viaje al Registro Civil, desde casa, hablé con mi hermano Facundo, que ya estaba allá. Le pedí que por favor averiguara si, por casualidad, no había dejado mi DNI en el mostrador de "Matrimonios". Al rato me llama: "Hay un %90 de posiblidades de que sí esté tu DNI". Casi me muero. Lejos de "perder" mi documento, "lo había dejado" en el Registro Civil. Olvido, pero no al servicio de los teresas del inconsciente, sino de mi amor por 7e7é. ¿En qué lugar mejor lo podría haber dejado, si quería casarme con ella? Y sí, era mi DNI. Lo tenían guardado. La primera rave de Parque Sarmiento era un embole al lado del electro-frensí de mi corazón. Casi me da un paro cardíaco. No pude relajarme hasta 5 o 6 horas depués.
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La próxima les cuento cómo fue el viaje en remise a la Iglesia, al día siguiente, y algunas otras cosas.

viernes, octubre 12, 2007

Casado con papeles



Increíblemente, me casé. No se puede comparar con nada. Es la alegría más grande de mi vida. La alegría más grande del mundo. 7e7é y yo juntos, clandestinos pero legales. Enamorados y viviendo el amor como si tuviéramos trece. Como si tuviéramos doce. Soñadas. Amando al otro hasta la locura. Inventando un lenguaje propio, lleno de pavadas y tonterías que son lo más hermoso y verdadero que conocí hasta ahora. Estoy tan feliz... Y no soy el único.
Cuando te casás, el otro es feliz. No me refiero al otro con el que te casás, sino a cualquier otro, empezando por el almacenero, los taxistas, el peluquero, los empleados públicos, y toda la gente que normalmente tendría energía negra. De repente, todos tienen energía blanca. Es Noche Buena, en un punto. Espíritu navideño convertido en euforia del papelerío matrimonial. Los papeles te vuelven loca de la institucionalización del costicismo. Burocosti de la Ley. Libreta Roja. La misma idea de Mao, pero llena de espacios vacíos... Ahí van los nombres de tus hijos, Pastel.
Queremos nombres unisex. El primero, Diamante. Diamante Dorr, ya es casi un clásico. 7e7é y yo hablamos de él como si ya estuviese en camino, pero todavía es una fantasía. No sé. Yo siento que Diamante está en un buen momento de su vida. Como todos nosotros, antes de nacer. Diamante... quisiera que fuera una nena, igualita a 7e7é. O un nene, preciosura, varonera, igualita a 7e7é.
El segundo, o la segunda, Zoe. Vida. Bios. Más heavy que Diamante, pero segunda. Zoe va a ser ordenada, como yo. Siempre orgullosa de su hermana mayor, imitándola para saber mejor a dónde seguirla y a dónde no, porque tu hermana mayor es la que va al natu, y se copa con cualquiera y te obliga a hacerte la fantasía. Mi hermano mayor, Facundo, me obligó a conocer lo mejor y lo peor: Sumo (cuando Luca todavía estaba a punto de morir) y Adelina Dalesio de Viola (cuando Menem todavía estaba a punto de nacer). Un hermano mayor es un Padre sin Ley, o una Ley sin Padre. Se lo sigue hasta el fondo mismo de la nada. Me hubiera gustado ser su hermano mayor, alguna vez. Muy tarde, entendí que él no tenía nada que ver con todo lo que mi amor le exigía. Todavía me cuesta no seguirlo. Un día se volvió medio Zen, y me mostró lo que no quería ver: nada de lo que hacía era un dedíqueselo para mí. "Tus quilombos, son tus quilombos... Mis quilombos, son mis quilombos". Y se terminó ahí. Pero yo no era el segundo, sino el tercero. El segundo fue siempre Juan Augusto.
El tercero se va a llamar Evelen. Me mata.
El cuarto... Vigilante Margarita. El mejor de todos. Vigilante Margarita, me muero por verte.
Mañana es la Fiesta. Después les cuento todo, desde el momento en que me di cuenta que no tenía mi DNI hasta el viaje de bodas, que será el lunes, a Tandil, si conseguimos pasajes.

viernes, octubre 05, 2007

Una carta de Pasolini*

A Tonuti Spagnol
Monte San Primo de Magrelio (Como), Roma, a fines de 1951

Mi queridísimo Tonuti:


Querría escribirte una larga carta: hace tanto que no nos hablamos y no nos escribimos, y cuánta vida en consecuencia falta que nos comuniquemos. Tu vida me relampaguea en imágenes llenas de juventud: estás en plena chanson de geste, mi querido Tonuti: aerosilla, contrabando y motocicleta (y muchachas, me imagino).
Mi vida en cambio no se puede resumir de ninguna manera, y mucho menos en términos alegres o expansivos: es así, enorme, neutra, una masa de violencias, para bien y para mal; se parece un poco a Roma.
Desgraciadamente, ni hoy ni por unos veinte días tengo tiempo para escribirte muy extensamente: estoy trabajando como un perro en un cuento que tengo que terminar en un mes, además de todo el resto. Por ahora te diré una cosa: tú fuiste el momento más bello de mi vida. Por eso, no sólo no podré jamás olvidarme de ti, sino que, por el contrario, te guardaré siempre en la memoria más profunda como una razón de vida. Te digo estas cosas así, racionalmente, como axiomas: pero ahora son eso, y no hay otra manera de expresarlas. No hay nada que agradezca tanto al destino como el hecho de haberte conocido.
Te abrazo con enorme afecto (...y quién sabe si no te envían a hacer el servicio militar en Roma o en sus alrededores).
Pier Paolo
* Texto tomado de Pier Paolo Pasolini, Pasiones heréticas. Correspondencia 1940-1975, trad. Diego Bentivegna, Buenos Aires, El Cuenco de Plata, 2005, pp. 161-162

La carta de Fitzgerald (primera parte)*


A Annabel Fitzgerald** (1915)


El Tema General de Conversación


La conversación, como la gracia, es un arte que se cultiva. Sólo a muy pocos les surge naturalmente. Como sabes, la conversación no es tu fuerte, y muy naturalmente podrías preguntar, "¿De qué les gusta hablar a los muchachos?"

1) A los muchachos les gusta hablar de sí mismos, mucho más que a las chicas. Una joven que alguna vez se llamó Helen Walcott me decía -y fue la debutante*** más popular de Washington un invierno- que ni bien conseguía que un hombre empezara a hablar de sí mismo, lo tenía cinchado y con arnés; se entregaban solos. Estos son algunos recursos que puede emplear una chica.

a) Bailas mucho mejor que el año pasado.

b)¿Por qué no me das esa corbata cuando te canses de usarla?

c) ¡Qué pestañas más largas! (Esto los pone incómodos, pero les gusta).

d) Me hablaron de tu "labia"...

e) Bueno, ¿cuál es tu último flechazo?


Evita

a) ¿Cuando vuelves al colegio?

b) ¿Cuánto tiempo estuviste en casa?

c) Hace calor, o "qué buena la orquesta" o "qué buena la pista". Evita también toda conversación sobre parientes o amistades mutuas. Preguntarle a Jack Allen sobre Harriette o a Tuby sobre Martha es una señal segura de que la conversación te cuesta. No le tengas miedo al slang (puedes usarlo, pero cuida de usar lo último y más gracioso, como "labia", "camuflaje"****, etc). Nunca le hables a un muchacho de su colegio o su facultad, a menos que haya hecho algo especial o que sea él quien saque el tema. En una conversación siempre es bueno empezar hablando de vaguedades; un poco de camuflaje, nada más. Pero empieza tú, nunca dejes que empiece el muchacho: No hables de tu colegio, no importa adónde vayas. No cantes nunca, por grande que sea el coro.


2


Cuando seas un poco más grande verás que a los muchachos les gusta hablar de cosas como fumar y tomar. Sé siempre muy liberal (odian a las remilgadas) Diles que no objetas que una chica fume, pero que personalmente no te gusta el cigarrillo. Diles que solamente fumas cigarros (¡embrómalos!). Cuando seas mayor deberás además tener siempre alguna opinión que dar sobre lo último en música, libros y obras de teatro. Eso le gusta a más hombres de lo que puedas imaginarte.

Al conversar, simula siempre una absoluta franqueza, pero en realidad sé estrictamente lo franca que quieras ser. Nunca trates de darle a un sujeto la impresión de ser festejada: Ginerva***** siempre empieza diciendo que es una pobre mujer inadvertida sin ningún pretendiente. Préstale siempre mucha atención al hombre. Si es posible, míralo a los ojos. Nunca muestres aburrimiento. Es terriblemente difícil hacerlo con gracia. Aprende a ser mundana. Recuerda que en toda sociedad nueve de cada diez chicas se casan por dinero y nueve de cada diez hombres son estúpidos.


* Texto tomado de F. Scott Fitzgerald, Cartas, trad. Gerardo Gambolini, Rosario, Beatriz Viterbo, 2003, pp. 9-11.

**Anabelle Fitzgerald, hermana de Scott, cinco años menor que él.

*** Se entiende por "debutante" a la joven que recién se presenta en sociedad.

**** Camouflage tiene una similitud parcial con nuestro lunfardo sanata.

***** Ginevra King, debutante de Lake Forest, Illinois. El primer amor serio de Fitzgerald. La conoció en una fiesta en St. Paul, en enero de 1915 y mantuvo con ella una esmerada correspondencia, mientras la joven estaba en la Westover School. No se conserva ninguna de las cartas de Ginevra.

jueves, septiembre 27, 2007

Caramelos de menta (fragmento de MUSULMANES)



Finalmente, entendí algo fundamental. Sabía que en algún momento sucedería. Hoy (por ayer) me pasó algo que de ningún modo es increíble, pero lo viví con tanta intensidad que terminó por modificarme verdaderamente.
Todos los miércoles viajo a Moreno, en la línea Sarmiento. Trabajo un par de horas, dando clases, hablando de filosofía, estética y literatura. Cuando vuelvo, en el tren, el sol se pone en Moreno. Yo, en cambio, viajo hacia la noche de Once. Normalmente llego a eso de las 20hs. Veinte minutos, o media hora después, estoy con 7e7é, Chichín y la Chilindrina, en casa.
Hoy, con la energía blanca del teórico terminado, cuando elegí mi asiento en el tren, abrí al mango la ventanilla. Aire puro de Paso del Rey. Me encanta volver con la ventana abierta, sintiendo el frío en la cara. Al llegar a Caballito... No sé. Había estado escribiendo en mi Diario, una carta para la Dámasa, que se fue al Sur y ya no sé cuándo vamos a volver a verlo. No va a estar aquí cuando 7e7é y yo nos casemos. Esto nos duele, la verdad. Nos gustaría tenerlo con nosotros, el Día de la Fiesta. Sin embargo, la Dama necesita estar sola, con su marido, alejada del bardo de siempre. Bien por ellos, entonces. Aunque con ese criterio, todos deberíamos irnos al Sur, y no volver nunca más. ¿Quién no necesita un viaje para bajar un par de cambios? Mi viaje, de Moreno a Once, lejos de bajar, te sube como una patada en las équices...
Estaría pensando en la Dámasa, todavía, cuando vi, en el andén, un zapita de 9 o 10 diez años, que se me acercaba. Un rubio divino, diría una partera. Lo miré, creyendo que iría a decirme algo. Fue un segundo. Todavía escucho su boca mojada por la explosión de saliva y catarro. Me dio en la cara, justo en el lunar central del pómulo izquierdo. Una tristeza infinita me dejó patitieso. El tren estaba detenido, con las puertas abiertas. Ya no quise saber qué quería decirme. Seguí mirando por la ventana, pero un poco más allá, en el crepúsculo, con la mirada perdida en la melancolía de mis mejillas escupidas por un niño de las clases trabajadoras.
Antes de que el tren arrancase definitivamente, pero ya con las puertas cerradas, recibí una última ráfaga de pollos.... Esta vez, participó también una niña. Y dieron en el blanco. Recién cuando nos alejábamos de la estación, saqué un pañuelo -más sucio que sus entrañas, increíblemente- y me quité esas lágrimas falsas, que no eran mías, y que sin embargo corrían y bajaban hasta el cuello de mi camisa.
A juzgar por la fragancia, acababan de comer halls, mentoliptus. Los mismos que se clavaba mi abuelo, después de fumar sus pipas.
Ahora sé que puedo empezar a escribir una novela. Necesitaba que un niño, y una niña, me abrieran los ojos.

domingo, septiembre 23, 2007

Top 5 (cinco)



7e7é...


mi mami...


Evelyn...


María G.


María S.

Gracias por ser mis amigas, a pesar de ser un sordo borracho marilyn egocéntrico-periférico.
En el Top 10 entran la Esti, la Laufer (con diéresis fantasía), Facu y Ceci, y la Dámasa...
Son aquellos que me cuidan. Un amigo, a veces, te cuida... evitando llamarte. Un loco, ¿no? Mis hermanos, Guada, y otros, pertenecen a una categoría diferente... No podría explicarlo ahora. Hoy bebí tequila. Es un grupo distinto. Bex, Jose, Gaby... igual. Son otra cosa. El top 5 lo integran aquellas personas que pueden ayudarme o liquidarme con una sola mirada.

viernes, septiembre 21, 2007

Terciopelo azul


Tengo el oído derecho para atrás. Mi pastel me acompañó a la farmacia y compramos un posible otosporín. Cuatro gotitas antes de la cena y cuatro más un par de horas después, mientras mirábamos Inland Empire. Increíblemente lograda, la peli. Hiperrealismo a full. El otro lado de la equis. El preguntale más grande del mundo. Impresionante.

Me pregunto cuándo estaré mejor del oído. "Mañana o pasado", dice 7e7é. Quizás estoy somatizando mi propia falta de escucha. María G. me dijo, el domingo pasado, que no la escucho. Ayer, a medianoche, llamó María S. (con un triloco de verdad), y le dije: "Uy... justo estaba empezando a ver un peli... Es cortita... ¿no me llamás en media hora?". Un desastre. "Mariano, te estoy llamando porque necesito hablar con vos, ¿y me decís que estás por ver una película? Me estás haciendo mal". Caí. A veces soy un jodido de mierda, sin darme cuenta. Le pedí perdón: "No me di cuenta". Siempre digo lo mismo, y mi amigas lo saben, y están hartas. "Antes no eras así, Dorr", me dijo María G., el domingo, antes de irse. Es cierto... antes escuchaba. Ahora... le pregunto. Capaz que cuando se me pase este loco del oído se me pasa también este egoísmo de cuarta. Ojalá.

Voy a dar Latín I, libre. Preguntale, ya lo sé. En dos semanas, 1er parcial de Política. En tres semanas, me caso con mi pastel. En cuatro semanas, nos vamos de luna de miel. En cinco semanas, no sé qué decirte... Prepararé Latín I, definitivamente. Me voy comprando los teóricos en SIM; no puedo asistir a clase, curso al mismo tiempo un seminario. Ayer no pude ir, por este teje del oído. Y justamente, Mónica me había enviado un mail con una invitación a una conferencia sobre "El loco y el mito que le pregunta", de un tal Otto Dorr, un chileno marilyn. Parece mentira, que Otto Dorr, mi oído freak y mi falta de escucha, coincidan de esta manera negra. Un posible Inland Empire, en un punto. Blue Velvet comenzaba, también, con el descubrimiento de una oreja en un jardín. ¿Recuerdan?

No escucho nada, realmente. Por lo menos, del lado derecho. Es horrible.

Voy a ver otra peli, ahora mismo: Full Metal Jacket, de Kubrick. Aquí la tenemos como "Nacido para matar". Son casi las cuatro de la mañana. Mi pastel duerme. No quisiera despertarla con la guerra de Vietnam. Seguramente, me va a decir: "Pastel... ¿podés bajar un poco el volumen?". Y yo: "Sí, pastel... no hay problema". Pero, teniendo en cuenta el estado de mi oído derecho, no voy a escuchar nada. Ametralladoras, nada más. Qué energía, dios mío.

jueves, septiembre 13, 2007

Un loco de texto

Hoy estuve en el Registro Civil. Tenés que ir 28 días antes del día que elegiste para casarte. 28 días al natu, nada de días hábiles y cálculos negros e imposibles. Nos casamos el 11 de octubre de 2007, a las 14.10hs. Cuando llegué, vi en la vereda -y la imagen me asqueó- un charco negro de palomas, comiendo arroz. Mucho traje plateado, en las mujeres de entre 30 y 40. Equis. Ninguna fantasía, el plateado mal llevado de las solteras.
El arroz no me molesta, pero sí los pomos onda carnaval. El pomo deviene agua fría, y todo lo frío me jode, menos la bebida. El arroz también me jode, en realidad. Pero si soy capaz de hinchar las équices con la Iglesia, no puedo quejarme por ese rocío blanco y amarillo. La Iglesia -a punto de ir cana, con el juicio a VW-, me revolvió el estómago durante 21 años. Ahora estoy dispuesto a tomar la cuchara, y ser yo quien revuelve ese Zolá santificado. La Iglesia es un asco, pero no deja de ser un lugar sagrado para quien creyó, en la edad de la infancia. No es casualidad que, cuando somos un posible Diamante, lo sagrado y lo profano sea aquello mismo con lo que jugamos cada día. Cuando era chiquito, no comprendía por qué yo era, evidentemente, el único que creía las mentiras de Dios. En algún momento, la historia del equis empezó a hacerme fantasía. Las pelis bíblicas, me mataron siempre. A mí solo. Mis hermanos cambiaban de canal. Me volvía loco la posibilidad de ser bueno. Y los malos, eran gente común. La maldad estaba en casa. No hacía falta ser un gran tirano. La maldad estaba todo el tiempo ahí, como una tentación. Y ser bueno era algo muy lejano; a la vez, lo más simple. No alcanzaba con rechazar el mal. Había que crear el bien, con amor. Los buenos de esas pelis, son milagros humanos. Seres imposibles. No había nadie, en la vida real, que fuera bueno como Sansón, Moises o Jesús. Creía que mi tarea debía ser convertirme, yo mismo, en un ser imposible. Sufrí cada caída. Finalmente, entendí que era mucho más interesante no ser un milagro humano. La caída era tan pilas como estar arriba. Ver que uno no es Jesús, admitir que no tenemos un lugar central en el plan divino, nos aleja de la fé. Qué sentido tiene creer en un Dios que nos ignora, hagamos lo que hagamos. Ahí se acabó. Los 10 mandamientos se convierten en más o menos buenos consejos. Se revela que creer y no creer es exactamente lo mismo. Todos creen y todos dejaron de creer, desde hace muchísimo tiempo. La Iglesia asesina, y uno lee, y ve que la Biblia también. Hasta ahí, tendría unos 13 años. La Iglesia me repugnaba, pero el misterio seguía. Lo mantuve, a pesar de todo. Revisaba libros sobre la figura de Jesús. Conseguía textos de teología. Me hacía fantasía, aun considerándome ateo. Leía a Nietzsche en la Iglesia. Después llegó la peli de Scorsece. Ahí freakié. Judas era el verdadero bueno de los buenos. Me gustaba. La Iglesia se puso en contra de una gran película. Pasó algo fuerte con La última tentación de Cristo. Leí el libro de Kazanzakis. Me hice todo un mambo místico, que las primeras 2 materias de mi carrera terminaron sepultando para siempre. Cuando fui a un curso genial de un sacerdote foucaultiano, volví a freakear. No entendía por qué era posible tener esa doble nacionalidad. Este profesor me enseñó a reforzar mi desprecio por las Instituciones. Me convertí en lo más parecido a lo que no me animaba a ser. Estuve rebotando por todos lados. Tantas cosas. Spinoza. Llegué a creer que dedicaría mi vida a la obra de Spinoza. Después, Mónica, que me dio lo que ya amaba, pero no tenía: Derrida. Mis primeros libros de Derrida pude leerlos recién una vez que escuché hablar a Mónica, en Puan. Y atrás, Levinas. Me di cuenta otra vez de lo mismo. Aunque no hubiera ni Dios, ni Cielo ni Infierno, había algo sagrado: el Otro. Lo sagrado puede matarnos, incluso. ¿Cómo vivir con el Otro? ¿Cómo vivir sin él? Dejé de entender y de intentar entender. Era incomprensible. El odio al Otro, la violencia sobre él. Todo esto me hizo despreciar la razón. Casi dejé mi carrera. Apareció Heidegger, con fuerza. Finalmente, Cacciari. Ahí vi todo junto, de un tiro. Nietzsche era realmente el Crucificado.
Me dejé llevar por Cacciari, casi sin leerlo. A los 30 años, voy a casarme por Iglesia, por pura fantasía y amor a mi pastel. Atea y Diosa, a la vez.
El 11 de octubre, Registro Civil. El 12, daremos el sí (de las niñas) en el altar. A la salida de la Iglesia, sonará The Cure, al mango.

domingo, septiembre 09, 2007

En busca del costicismo perdido de Borges


Beatriz Viterbo... Me voy a Tucumám, a decir cualquiera, sobre lo único en lo que creo de verdad. Decir cualquiera, pero con amor a esas cualidades que queremos. Cualquier cosa no es cualquier cosa, escribió Roberto Jacobi en Ramona, y se refería a Belleza & Felicidad. Y yo estuve tan de acuerdo que temí estar gravemente equivocado. Finalmente, estaba equivocado, como siempre. Pero no era grave. Piloteo el error. El error te lleva y te enseña equis cosas. Error. Es una de esas palabras que parecen, o casi se convirtieron, en un símbolo, en una señal como de tránsito. Como el propio Stop. Me voy al jardín de la equis, a exhibir errores marilyn. Errores que hasta me dan de comer. Poco, pero me dan... Y no lo podría explicar. Menos mal que ya no trabajo haciendo lo que no sé hacer. Ahora trabajo en esto: decir cualquiera con amor a las cualidades un loco. Si a fin de cuentas, igual, todo es un loco. Y el loco es la regla. Me da miedo ver cuando la gente no se hace cargo. Es todo un loco tan grande que más vale abrir los ojos y flashear con este increíble mundo, con Congresos en Tucumán, donde no se decide la independencia de nada, pero se aceptan ponencias sobre Witty, Agamben, Derrida, Benjamin, y, en mi caso, sobre Beatriz. No voy a decir nada nuevo. La idea es bastante concreta: que Borges es el más grande por una razón antiborgiana. Borges escribe lo obvio. Dice lo que todo el mundo sabe. No hay nada que no sea ya sabido. De ese modo, nos deja perplejos. ¿Por qué? Porque lo sabido es, precisamente, lo ignorado. Lo olvidado. Borges dice las tonterías que pretendemos o pretendíamos olvidar. Pavadas. Por ejemplo... el aleph. ¿Qué dice? Que vemos todo... Y bien que lo vemos, aunque hagamos de cuenta que somos ciegos. Como el equis. Pero él era ciego literal. Y siempre es literal. Cuando dice que vio todo, en el aleph, es porque vio todo. Como todos nosotros, cada día. Hay que aprender a ver todo, y ser capaces de hacer con eso una fantasía. No sólo ponernos mal. Porque todo es un desastre. Beatriz está muerta de entrada. Si aceptamos que la fantasía máxima es una suerte de muerta, podríamos hacer algo con ella. Escribir, como mínimo. Y que esté muerta la fantasy, también significa revivirla. Y la resurrección, la sobrevivencia, es algo de lo que vemos en nuestro aleph, también. Vemos cada loco... Ciegos, aún.

domingo, septiembre 02, 2007

Scott Fitzgerald en Tandil

El último Día del Estudiante, 7e7é volvió a casa con un libro de F. Scott Fitzgerald: Cartas, una selección y traducción de Gerardo Gambolini, editada por Beatriz Viterbo. Es una pequeña maravilla de 144 páginas. La primera carta es para la hermana de Fitzgerald, Annabel. La leí por primera vez la semana pasada. 7e7é estaba en Tandil (viajó para leer un trabajo de Esther Díaz, en un congreso sobre "la universidad como objeto de investigación"). Sin 7e7é, con la casa vacía, abrí esas Cartas, y di con ese increíble texto. Es un manual imposible, una radiografía de la mundanidad del costicismo. Lo llevé a Tandil (fui a buscar a 7e7é, llegué al día siguiente de su lectura, en la madrugada). Quería leerlo con ella, a ver qué opinaba mi futura equis enorme.
Decidimos que después de la noche de bodas, nuestra luna de miel será en las sierras de Tandil. Flasheamos. Sobre todo 7e7é: se encontró con el escenario de uno de sus sueños. Toda una vida soñando lo mismo, sin poder identificar el lugar. Un camino de piedra, ascendente. Un castillo en la cima. Un bosque en medio del monte. 7e7é se largó a llorar en cuanto llegamos al pie del camino. No podía parar de llorar. "Claro... Yo subí por acá cuando tenía 5 años, con mi mamá y mi papá... Les pedía que me llevaran al castillo... lo tenía completamente olvidado... Fue justo después de la muerte de mi abuelo", lloraba y decía, mi Pastel. Y subimos, con mucha emoción y cuidado, porque las piedras preguntale. Un lugar con infinita fantasía, realmente. Hay que ir. Un posible Combray, para 7e7é. Su familia pasó 1 mes y pico en Tandil, en un momento difícil para ellos. Habían perdido a los abuelos del Pastel. En Tandil, una juguetería en el centro los retenía, tratando de escapar de la energía negra del destino. 7e7é se encontró de repente en el escenario del sueño. Fue to much.
Llegamos al castillo. Almorzamos queso y salamín. Otro planeta. No se pueden pensar los salamines y quesos de Tandil. Comimos y conversamos, mirando la ciudad, a 230 mts de altura. Hermoso. Decidimos volver, para siempre. Vivir allí una temporada del año, incluso. Criar a Diamante en el bosque de los sueños de su madre.
Bajamos por la parte de atrás del castillo, y nos tiramos en el pasto, en la ladera de la sierra. Prendimos un caño, y 7e7é, en voz alta, leyó la carta de Fitzgerald a su hermana menor. Nos enloquecimos. 7e7é hizo incapié en el enfermo hijo de puta que había que ser para escribir algo tan genial.

miércoles, agosto 22, 2007

Madame Sa, viajera

7

Sigamos con Dámaso. Hace cuatro meses (no estoy seguro, habrá sido antes del episodio con Panza Gorda) empecé a escribir un relato sobre él. Unas cuántas páginas en un par de semanas. Después me colgué. Con 7e7é veníamos trabajando la idea de comprar una compu. Un día lo hicimos. Tardamos una eternidad en instalarla con toda la fantasía. Siempre nos faltaba un último teje. Parece mentira que ahora contemos con esta Commodore. Estuvimos un buen tiempo prácticamente sin compu. 7e7é usaba la de la UNLa, yo la de los cybers zapas de Urquiza y San Juan (hay dos, y fui cliente de ámbos). 7e7é llegó a escribir monografías enteras en la compu de su laburo. Yo, escribía en WordPad y copiaba el archivo en un disquette que luego intentaba abrir en un cyber zapa. A veces no lo lograba. Volvía a casa vacío. El disquette funcionaba en la compu de casa, no en lo del zapa. El zapa era yo. Mi disquette estaba tan hecho mierda como mi compu. Había que comprar otra. Aquí está. Dejé el cyber zapa. Dejé los disquettes. Ahora contesto los mails, o por lo menos los leo.

El relato sobre la Dámasa está en la otra compu, la zapa. Mi compu zapa, digamos. En realidad es de 7e7é. La mía está al lado de la de 7e7é. De las dos, la más zapa es la mía (me la vendió el Loco Mazzoni en 1905, por $400, dinero que me prestó mi hermano Facundo y nunca le devolví... Finalmente, fue mi madre la que pagó esa deuda entre hermanos, como tantas otras), pero la Laufer, una noche, conectó mi compu a la de 7e7é. Digamos que metió mi placa en el CPU de ella, y conectó ámbas placas. El texto sobre la Dámasa quedó allí.

Anoche nos contó de un viaje que va a hacer, después de su fiesta de cumpleaños. "Me iría a la mierda la semana que viene, pero ya arreglé todo para la fiesta". Va a estar de vuelta para el casamiento, dijo. La Dama iba a ser el encargado de nuestras despedidas de soltero. Yo se lo había pedido expresamente, la noche que, en Córdoba, 7e7é y yo decidimos casarnos. Se va de viaje y lo vamos a extrañar mucho. Está leyendo a Roberto Bolaño. Hay lecturas que generan un incontenible deseo de viajar. Como Arturo Belano (Los detectivos salvajes, Anagrama), que también viaja porque lee. Se lleva unos cuántos libros.

La Dámasa es española. Nació de viaje, increíblemente.

7e7é y yo queríamos decirle que no nos es indiferente su ausencia. Lo vamos a extrañar mucho. Lo queremos mucho. Lamentablemente, no se lo dijimos. Lo animé a viajar. Le dije que le iba a hacer muy bien. Facu también: "Es lo mejor que podés hacer". Yo pensaba: "Sin Dámaso, 7e7é yo yo vamos a ser otros". Pero me mentía. En cambio, probablemente la Dámasa sí sea otra. Y bien por ella, entonces. A cruzar la cordillera, nomás... Al desierto de Atacama... a La Paz... el Titicaca. Me quedo sin librero hasta octubre.

7e7é y yo estamos muy sensibles. Extraordinariamente. Yo pienso en Septiembre... En el viaje a Tucumán y los días previos al casamiento, y no me imagino cómo va a ser. Qué va a pasar, cuando falten sólo unos días. Siento una especie de llanto ahogado, en la garganta, a medida que avanzan los días. Muchas emociones. El otro día me largué a llorar (en la bodas de oro -50 años de matrimonio- de una pareja amiga de la familia de 7e7é, en Rafael Calzada), cuando vi a 7e7é bailando un vals, con un hombre de 80 años. Y últimamente no tuve la lágrima fácil. Tengo sentimientos enormes e increíbles, pero de acero. Sin embargo, siento el ahogo del llanto. No se desagota jamás. Nuestro casamiento es algo tan fuerte, que casi no lo podemos pensar. En medio de todo esto, nuestros amigos son lo más importante. Hablamos todo el tiempo de ellos. Vivimos con ellos, casi. No sé hasta qué punto 7e7é estaría de acuerdo con esto, pero creo que vivimos con ellos. Con Dámaso. Con María. Con las dos Marías. Vivimos con ellos y con algunos otros, que van y vienen. Ayer llamamos a Jose como si llamáramos a casa. Llamé yo, y sentí que estaba llamando a mi propia casa.

Jose anunció un nuevo libro de Editorial Cencerro. Un texto medieval, increíblemente. Bilingue (la diéresis, preguntale), latín-español. Esta noche, Jose viene con nosotros a ver a Ceci, que toca con su grupo de experimentación, en el centro, a las 22hs. Podríamos ir, y cenar todos en Guerrín. A Ceci le encantaría (además y sobre todo, la presencia de Tobe, a quien Facu y Ceci recuerdan con especial afecto), Ev. Llamala a 7e7é a la tarde y arreglamos. Pero, ¿habrás llegado a leer completa esta entrada de hoy? Tendría que invitarte a ver a Ceci de otro modo. Por mensajito de texto, o por mail, mejor. Y que le digas a tu marido, también. Esta vía es un loco, la verdad.

Faltan tres minutos para las siete de la mañana.

El jueves -mañana- a las 9 de la mañana, me pasa a buscar un remís de Editorial Estrada. Tengo que ir a una entrevista con chicos de un colegio de Barrio Norte, donde se volvió a vender, en masa, Vengadores y fugitivos. No me pagan un mango. Es todo de onda, "cae bien, en la Editorial, que el autor vaya a estas entrevistas en los colegios", me había dicho el editor. Nunca más se habló de otros títulos, sin embargo. Aunque también es cierto que hace poco menos de un año quedé en presentarles un proyecto de una colección completa de fantasías para chicos. Nunca cumplí. Me colgué. Incluso, ofrecí el mismo proyecto en Planeta, y me dijeron que sí. Y también me colgué. La idea todavía está en mi cabeza, pero no hice absolutamente nada por concretarla. Y en Planeta ya se habrán olvidado, obviamente.

Soy un pelotudo, la verdad.

martes, agosto 21, 2007

Caminos de bosque



Sacudido por la semana corta y el finde largo, me pongo a trabajar en un texto de 1938: "La época de la imagen del mundo". Este jueves tengo que dar una clase en Filosofía y Estética II (IUNA, Artes Multimediales), donde soy ayudante de cátedra. ¿Cómo voy a hacer para que un grupo de chicos sin experiencia en Heidegger se anime a leer un artículo extenso y oscuro como "La época..."?
Comienzo con el primer párrafo. Lo divido en sus cuatro oraciones y recorro sus conceptos centrales: metafísica, fundamento, meditación, cuestionar. Estas palabritas nos introducen en el juego de otras: lo ente, la verdad, decisión, interpretación, determinación, principios, metas, propio. Les voy a indicar, en la pizarra, cómo se relaciona todo esto en el primer párrafo y de qué modo, los temas que allí se abren, de alguna manera sirven de escenario para toda la meditación. Una vez que terminemos con esto... probablemente, no quede más tiempo para nada. Aún así, la idea es despachar esta primera explicación general en media hora, no más. En la siguiente hora y media, el punto que me interesa.
Para eso, tengo que seguir trabajando el texto. Me duele la cabeza. Voy por una bayaspirina forte y una taza de café.
Dámaso renunció a La Boutique del Libro (tenía razón Ev, con eso de la adolescencia trash: yo pensaba que la Dámasa se despertaba a las 8 de la mañana, a laburar, y pretendía impugnar a Ev señalándole lo muy temprano que se despertaba mi amigo, pero resulta que renunció la semana pasada... De igual modo, da clases de batería; consiguió nuevos alumnos. Bien por él...). Se despertó una mañana, sin ganas de ver a su jefe, y en vez de tomarse el tren a San Isidro, se fue al correo, a mandar el telegrama. Es cierto, celebro la basura. Con mucha facilidad, me arrastro por el suelo. Me gustan las renuncias por escrito.
Sin embargo, me apena saber que ya no me quedan amigos libreros, más que Carioli, Morales y Villafañe... Libreros y actores. Qué gente difícil. Yo mismo fui librero y actor. Incluso, al mismo tiempo. Por suerte, cuando dejé la venta, dejé también las tablas en venta.
Tratando de hacerme fantasías en mi nueva configuración de "increíblemente pilas", voy a seguir trabajando en aquel texto de 1938: "La época de la imagen del equis".
El miércoles no voy a laburar, por unas Jornadas Universitarias en el Centro Cultural Recoleta. Voy a extrañar a los chicos y chicas de Moreno, que son lo más. ¿Y hoy? A las 3 de la tarde, tendría que estar en la clase de Política. Después, el Seminario sobre Historia de la Filosofía y Filosofía de la Historia, hasta las 23hs. Ahí freakéo y vuelvo a los locos. Y arruino todo el plan, de repente. Pero no. Voy a ser increíblemente pilas. De la casa a la Facu, de la Facu a la casa. De la casa al IUNA. Del IUNA a la casa. De la casa, a la Facu, y así. Sin basura. Y el jueves... empanadas con Tobe, otra vez, si Dios quiere. Y Dios siempre quiere que comamos empanadas, porque le cabe el repulgue. Dios-Leibniz. Dedíqueselo.
Antes de explicar ese primer párrafo del texto de Heidegger, voy a trabajar un poco la idea de "caminos de bosque", para que los chicos se dejen llevar entre los árboles heideggerianos.
Qué aburrido, todo esto. Disculpen.
Son las seis y media de la mañana. Teté ya se despierta. Tiene que estar a las 8 en la Universidad de Lanús, donde es ayudante de cátedra en Etica de la Equis. Hace mucho frío. Los chichos también, se despiertan. Chichín se desploma frente al caloventor. La chili se interna en el Zolá. Yo apago las luces.

jueves, agosto 16, 2007

Cómo vino la mano

Increíblemente, cuando escribí la entrada anterior, 7e7é y yo todavía no nos habíamos peleado. Pero ella se había acostado de mal humor. Habíamos discutido. Discusiones miserables, empobrecedoras. Los dos sabemos que en realidad no discutíamos nada. Estábamos mal, simplemente. 7e7é se acostó así, con esa energía, y cuando despertó, preguntale. Me encontró en el living, chupando alcohol, en un plan negro de reviente y lectura, preparando una clase, medio ido. Y le agarró el a77aque. En realidad no fue una pelea, sino un verdadero a77aque, porque yo me quedé sentado, mirándola. Después conversamos un poco. Me ubiqué. Me hice un café, y terminé de preparar el texto de M.F.
Me dio fiebre. 7e7é me trajo un ibupirac, y pude dormir bien. Nos tranquilizamos.
Hoy estuvimos muy tristes, los dos, todo el día. La fui a buscar (directo desde Moreno) a Plaza Constitución. Volvimos a discutir un poco. Necesitaba descargar mis últimas energías negras, no lo pude evitar. A cada palabra suya, eran cinco mías (al revés que los muertos del General Perón). En cierto momento recapacité. Bajé un millón de cambios, y nos amigamos. Al principio, 7e7é lloraba de tristeza. Yo me quería matar. Después, cuando nos amigamos, lloraba de emoción. Sin embargo, si hay algo que me mata de verdad, es que, cuando pasa algo hermoso, cuando estamos realmente bien y felices, 7e7é de repente dice cosas como "me da mucha tristeza", y se pone a llorar, angustiada por la condición finita de la existencia. Yo le digo: "Pero, Pastel... por qué te ponés triste, si es hermoso, esto...". "Justamente por eso", me contesta.
Entonces, quisimos ir a cenar a un bolichito en San Juan al 400, donde Ev y la Esti estuvieron una noche, con Pedro y Flavia. Estaba lleno y no teníamos reserva. Marilyn, el lugar. Nos dieron una tarjeta, que llamemos, la próxima. Caminamos por Bolivar, y llegamos a una casa italiana de pescados y mariscos, ubicada en un primer piso. Una gran fantasía.
Ahora 7e7é duerme. Yo intento llevar una vida normal.

miércoles, agosto 15, 2007

Carta abierta a mi pastel de la vida

Patito:

  • no sabés, realmente, cuánto me afecta no estar (tantas veces, tan seguido) a la altura de lo que vos esperás de mí. A tu altura. Tu altura imposible, hacia el centro de la cosa.
  • no sabés, cuando estás dormida y yo no, el tiempo que me quedo en silencio, mirándote desde la puerta. Tu sueño es más serio, más creíble que el mío. Mis horarios para dormir son un loco tan grande que, si no me despierto antes de las cinco y media de la mañana (para eso, tengo que haberme acostado entre las cinco de la tarde y las nueve y media de la noche), quiere decir que "las dos de la tarde" es todavía la madrugada. Normalmente vivo de este modo. Las dos de la tarde es todavía muy temprano. Madrugada de verdad. Mis actos desayunescos (UNESCO podría escribirse con Z, a ver qué pasa) son casi un sonambulismo. No estoy realmente despierto hasta que me doy cuenta de que es la hora de dormir, bien entrada la equis (que también es una palabra para "caballo", en latín, Equus -i; uno de sus casos -ex equis pugnare, luchar a caballo-, que todavía no estudio, por estar apenas empezando, pero ya reconociendo las fantasías, como verás). Yo casi no duermo. Descanso. Los brazos, sobre todo, que los tengo para atrás. Tengo miedo de que se partan, así, al natu. Pero estoy más activo en sueños que en la vigilia. El otro día le salvé la vida a Dámaso, con un barco, en medio de una catástrofe aérea. Un loco de los sueños, que mezclan agua, cielo, fuego y tierra. Y el pendejo estaba a mil. Ni se daba cuenta del estallido y la nafta hirviendo en el puerto. Un puerto demencial... cancha de hockey, a la vez. Tu sueño es más soñado; te da la razón, si antes de acostarte discutimos, o simplemente no nos dimos un beso. No tengo palabras para despertarte. Me quedo callado; sólo queda tu respiración y el balanceo de los chichos, que respiran al lado tuyo. Se duermen. Te siguen hasta donde pueden. La Chili llora cuando te vas, cada día. Y si no llegás a las 19hs, lo mismo. Llora posta, y Chichín la mira. Chichí, pobre, no llora, porque cree ingenuamente que "los chichos no lloran".
  • Y si te despertás sin declaraciones de amor, es porque estás enojada, odiada conmigo. Y si de repente sonreís, es porque sos una genia, y sacás alegría de la galera que dice "tristeza". Invertís los papeles. Te gusta traspapelar, mezclar información. Dejás que las cosas se superpongan, porque confiás en pasado mañana. Yo también. Incluso en ayer, hoy y mañana.
  • Perdoname por ser Mr. Bean. Te juro que trato de hacerte otra fantasía. A veces rompo todo por miedo a romper algo. Miedo no a las consecuencias, sino al ruido. No quiero hacer ruido, esa es mi orquesta amateur, el silencio mal llevado.
  • Te prometo mucho más de lo que nos prometimos. Y si te enojás conmigo... No sé, patito. Qué puedo decir, si siempre tenés razón. Si yo tuviera verdaderamente razón, el mundo sería un loco; no habría bondis, siquiera.
  • Te juro que quiero ser mejor que esto.
  • Y quiero estar al lado tuyo para siempre, 7e7é. Hasta el fin del mundo.

martes, agosto 14, 2007

Panza Gorda

Estoy escribiendo un relato sobre un perrito que 7e7é y yo perdimos (de vista), hace algunos meses. Es una historia triste. Incluye resurrección de la carne, con lo que de algún modo quisiera permitirme trabajar. De todos modos, está recién empezando. Probablemente quede allí, y no continúe. Tiene energía equis.
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Panza Gorda


En un campo de San Fernando, un cachorrito labrador negro, de orejas doradas. Apartado de su madre prematuramente, encadenado a un muro de ladrillos y cautivo desde hace ya cuatro meses, nadie más volvió a saber de él. Panza Gorda se debate entre la vida y la muerte.

Lo abandonamos una tarde, en un tren metropolitano. Lo entregamos, incluso. Ahora carburamos una culpa negra. No podríamos soportarlo sin hacernos daño. Volvemos a ese momento, todos los días. El calor de la pancita, cuando le dábamos un beso. El sueño de Panza Gorda, en nuestras manos. Se nos dormía en brazos mientras llegábamos a San Isidro, a reservar un campo de fiesta. Cuando nos deshicimos de él, todavía estaba dormido.


No tiene sentido lamentarse ahora. Pasaron varias semanas. San Fernando se lo habrá tragado, como una ballena. Nos quedamos fumados, mirando el cielo por la ventana. Las nubes de Moreno. Más allá. General Rodríguez. Chivilcoy. La Pampa, si afuera es posible. Sentimos algo. Y un ruido de voces: ¿Dónde está, Panza Gorda? ¿Dónde estará? Es ella, es 7e7é, la que pregunta. En un momento creí que fuera un fantasma.

Tomándolo del rabo, levantando las patas traseras apenas unos centímetros del suelo, una mujer golpea con una fusta las nalgas enfurecidas del animal, hasta dejarlas al rojo.

Abre la boca. Nos introducimos en ella como un tren en un tú, atravesando el cogote. En su interior, el labrador y la noche preparan el claro de la mañana.

La garganta de Panza Gorda, seca, espera una gota de luz. Tomándolo del rabo, levantando las patas traseras apenas unos centímetros del suelo, una mujer golpea otra vez, con una fusta, las nalgas enfurecidas del animal, hasta dejarlas al rojo rubí, con aromas frutados.

Lo habrán matado, ya, murmuramos. Pero es de noche, como el violeta. Llegamos a ver sus colmillos, los más hermosos. Tendríamos que haber cocinado. Comer jamón. Panza Gorda estaría ahora entre nosotros.

Iremos a la montaña, a mover la tierra. A pedir perdón. Panza Gorda viene ya.

martes, julio 31, 2007

La novela robada (por los jueces)








Tengo un pastel taurino. No sé, realmente, de qué va Tauro, pero hay algo con el lugar. Los lugares, las reglas del juego. Los momentos para cada fantasía en particular. Y los límites de las cosas; al pato no le gusta salirse demasiado de la laguna. Es taurino, nomás. Un pato de la Rural, justamente. Me siento inmensamente feliz, al lado suyo. Desde el estudio y el trabajo más radical y comprometido, hasta el loco más grande y mayor que lo cual nada puede ser pensando... Todo es pochible al lado de ella. Y entonces (si te controlás un poco), la vida es un salmo:

"Es el hombre semejante a un soplo

sus días son como sombra que pasa"

(Salmos, 144, 4)

Ay, mi Pastel. En unas horas va a estar aquí. Vamos a cocinar un guiso fantasía: choclo, papa, zapallo, zanahoria, arbejas, etc... Pero yo todavía no almorcé, y me desperté a las siete de la mañana. Tengo hambre, ya. Voy a salir un segundo, a pagar las expensas (con un cheque de P/12, Marilyn) y, finalmente, a comprarme una pepsi de litro y cuarto (que, increíblemente, en los almacenes de barrio, sigue saliendo $2) para comer unos fideos amarillos, con tuco rojo de Rafael Calzada, como el maravilloso Cow de Warhol, que me mata, la verdad.

Voy y vengo.

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Riquísimo. Francamente, qué buenas pastas. No quise acompañarlas con pan, así queda para el puchero de la noche tropical. Chichín quería clavarse el estofado, pero se lo impedí. Por si alguien no lo sabe, Chichín es el gatito negro; la Chilindrina, el gatito blanco. El estofado me lo comí yo solito. Chichín pidió turno para otro día. La Chilipepper ni se calentó. Se quedó colgada, en la cama. Y me puse a pensar en Tobe, que tiene activada esa función de Blogger: el mail de aviso, cada vez que se me ocurre publicar alguna pavada. Qué buena gente, Tobe. "En busca..." le hacía retorcer el estómago de vergüenza ajena, pero lo leía igual, de puro odio. Sin ese odio de algunos, jamás hubiera podido seguir escribiendo.

No sé si fue Tobe o la Esti, o pudo ser Dani, que comentó algo de la Ñ del sábado pasado. Tampoco recuerdo bien qué fue lo que se dijo del suplemento. Yo había tomado mucho vino tinto (de desayuno, increíblemente), y las ideas se me iban rápidamente. Bien por ellas. Ayer me compré el suple y lo estuve leyendo, buscando aquello que Tobe, la Esti o Dani hubieran podido comentar. No encontré nada. Una nota sobre los mejores novelistas jóvenes norteamericanos, otra sobre las fronteras del plagio. ¿Habrán hablado de eso? ¿Me habrán hablado de eso? No creo, pero quizás sí. En ese caso, tiene que haber sido Tobe. "Cae xp del cielo...", me escribió desde Buenos Aires, cuando cayó agua nieve. Yo estaba en San Juan, con 7e7é. Tobe pudo haber comentado algo sobre Bolivia Construcciones, la novela de Di Nucci, y la cuestión de la intertextualidad. La nota contrapone, directa y teóricamente, a Jorge Panesi (y otros notables) y Elsa Drucaroff. Esto debe ser viejo, ya, pero me asombró volver a leer una acusación de "menemismo" en aquellos discursos y expresiones ligados a la crítica deconstructiva. Yo, desde aquí, defiendo a full a Di Nucci como legítimo ganador del Premio; y a la literatura, como ese espacio vacío en el que la repetición y la diferencia no hacen otra cosa que repetirse diferencialmente.

Una noche de 2004, en un Práctico de Ariel Schettini, le pregunté algo de todo esto, respecto de un trabajo práctico sobre Borges que teníamos que entregar para la semana siguiente (yo no estudio Letras, pero me hizo fantasía cursar la materia de Panesi, obviamente): "Teniendo en cuenta el Pierre Menard, y el punto de vista teórico y crítico que toma la Cátedra para leer este cuento, ¿podría evaluarse positivamente un parcial que reprodujera totalmente, sin agregar notas ni explicaciones, el cuento elegido para el trabajo?", tiré. "No, no pueden hacer eso". "¿Por qué?", preguntó otro. "¡Por que no!", gritó Ariel. Es decir, para rechazar mi estúpida aporía, tuvo que recurrir a la ficción. Eso me encantó. Ariel tenía razón. No se podía, pero sólo porque no. La onda era que no, digamos. Y tenía razón.

¿Cuál era la onda, en el Premio? Ese es un problema de los jueces, creo. Si no se dieron cuenta antes, si se les coló Pierre Menard, que se jodan. No se trata de derechos de autor, sino de modos de lectura. Y de escritura. Declarar ganador de un Premio, o invalidar una declaración, también es un modo de escribir de los escritores. Si Di Nucci es Pierre Menard, no sean brutos, joder. O, en todo caso, cuídense de no elegir su Bolivia mejor novela rechazada (este gesto dual y contradictorio, pienso, enaltece aún más la obra de Di Nucci). Por otro lado, tendríamos que ser capaces de pensar el menemismo como algo distinto a la crítica y los críticos literarios (y las poetagaleristas de B&F, que ya ligaron bastante). Las mentes más brillantes de nuestra generación, perseguidas y perseguidos por su "menemista" resistencia a las formas de dominación metafísica. Un loco, realmente. En fin...

Bolivia Construcciones no llega a constituirse en obra (según los jueces escritores), porque roba. Si fuera así, entonces, Di Nucci es un Maestro Mayor. La literatura (la verdad) es un robo, siempre. Hasta Heidegger lo dice:

"La verdad (el estar al descubierto) debe empezar siempre por serle arrebatada al ente. El ente es arrancado al ocultamiento. Todo estado fáctico de descubrimiento es siempre algo así como un robo."

(Ser y Tiempo, parágrafo 44)

viernes, julio 27, 2007

La vida con mi pastel

7e7é se separó en el verano de 2006. Se fue a vivir unos días a lo de Ev. Había estado casada unos 10 años, increíblemente. O al revés... increíblemente, ahora estaba soltera. "7e7é soltera...", es casi un oxímoron. Me desesperé. Todo eso está aquí.
Una tarde, tomé el Clarín Clasificados y encontré un aviso interesante: era a la vuelta de (y estabamos en) lo de Ev. 7e7é quería alquilar un depa, pero todo lo que veía le parecía un desastre. Llamamos y nos dijeron que fuéramos para allá (para acá, en realidad, porque en este preciso momento estoy sentadino junto a la ventana del living).
Vinimos a conocer el depa, y la verdad es que iba para adelante. Nos enamoramos para adelante, también. Y ahora vivimos juntos, desde hace ya unos cuántos meses. Y vivimos así, ella laburando en la Universidad Nacional de Lanús; yo leyendo acá, o trabajando en el IUNA, o viajando a Moreno (mientras escribo esto, acá en la esquina hay unos zapas rompiendo botellas contra las paredes). Pasamos algunas horas del día juntos, pero nos gustaría que fueran más. Esta casa es casi como un parque de diversiones. Yo lo vivo así, aunque a ella le parezca medio un loco. Un día se rompió un caño del baño, o se filtró agua, no sé. 7e7é se volvió loca y empezó a gritar. Traté de tranquilizarla: "Tranquila, pastel, estamos en esta casa para divertirnos". "¡Pero no me divierte que se haya roto un caño, Mariano Dorr!", me contestó. Sin embargo, después de esa noche, cada vez que algo se rompe o cualquier loco que pase, me dice que "de todos modos, estamos en esta casa para divertirnos". Me carga, mi pastel, pero bien que lo repite.
La pasamos muy bien, realmente. La felicidad me deja pasmado. Metidos en la cama, tapadinos, como si fuéramos un pastelito recién horneado. Con 7e7é soy obscenamente feliz.
A ella Chopin no le hace fantasía. Pero yo me vuelvo loco. Y me quedo tranquilito, sin joder a nadie. Milagro del cielo. Me hago un capu, escucho música. Escribo, leo, y cambio libros de lugar. A las cinco de la mañana pongo la radio, escucho el primer noticiero de Radio Mitre. Hago tostadas, me duermo con mi pastel. Y a veces hago locos, y 7e7é me quiere rajar, pero finalmente vuelve a estar todo bien.

jueves, julio 26, 2007

Volver


En muy pocas horas voy a haber vuelto a escribir, de verdad. Increíblemente. Entre la última entrada y la mañana de hoy, pasaron equis cantidad de cosas. Lo cierto es que me caso en Octubre. El 11, por civil. La Fiesta, el día de la raza... (energía negra, en un punto) "¡No hay nada que festejar!", dicen Los Fabulosos.
Me voy a casar. No entiendo cómo pudo sucederme algo tan real. Y es fantástico.
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El tipo de la foto es un Amigo y Dr. en Filosofía. Brasilero. Nos conocimos en 2004, cuando mi vida era un pinball. Está casado con una ex-lectora de este espacio... Flavia. Ella es lo más.
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Lo cierto es que vuelvo a la red. Ya les contaré un par de cosas, seguramente. Y quien quiera oir, que le pregunte con movimiento.