lunes, julio 31, 2006

Viaje a las estrellas


Mi mami está terminando el tratamiento. ¿Qué otra cosa puedo pedirle a la vida, que la vida misma de mi mami? No se imaginan lo que fue ir y venir, para nosotros, este año, de casa al médico, de casa a la clínica, y, en fin, de casa a la casa de mis amigas, a olvidarme de todo por unas horas. Realmente, fue un año muy difícil para mí, hasta ahora. Casi no fui capaz de ocuparme de nada.
Me enamoré de una mujer maravillosa, que sabía de mi estado actual: la más bruta incapacidad. Al principio del año, todo era a77aques de angustia, llanto y perdición mental. Una búsqueda entre Santa Mónica y Marleau-Ponty, en un punto (llanto desconsalodo y exploración perceptual). Una excursión al interior, al fondo mismo de la angustia, en busca de la exterioridad... Y la chica que amo, vino conmigo o fui yo el que la siguió. No lo sé. Lo cierto es que nos fuimos juntos.
El viernes pasado, mi mami terminó su tratamiento, y para festejarlo, la chica que amo y yo, nos fuimos a Saturno. Increíble. Una intensidad casi insoportable, en el viaje al planeta hecho de anillos y melancolía. En el momento de mayor pasión intergaláctica, de repente, lo ví: ¿a dónde vamos a ir, ahora? Esa era la única pregunta posible: ¿Qué vamos a hacer, ahora?
Trabajar. Rubia debilidad. La miro y enloquezco de puro amarillo y avioncitos con ranitas espaciales, y Dickens, con todo: gatito, chimenea, escena interior, y mi novia narradora contándomelo todo, en la ventana. Somos una caja de marcadores de colores. No lo puedo creer. Leer una novela, eso voy a hacer: Un lugar llamado nada, de Amy Tan. Tengo que escribir una reseña de ese libro, para Radar. La novela, en principio, parece un loco, pero increíblemente, no lo es. ¿Y después? Escribir "El blanco de pava", un relato en torno a una chica que conocí hace exactamente tres años. ¿Después? Leer a Espósito de una vez, y recorrer el concepto de vida en sus textos traducidos al castellano. ¿Y entonces? Sentarme a escribir "Besos detrás de una cortina de agua", un relato sobre una chica con la que salí el último verano, y un chico, que salía entonces y sale aún, con ella.
Un lugar llamado equis. Todo el 2005, y 2004, estuve ahí. Casado con la nada. Esperando algo que nunca iba a suceder, carajo. ¿Qué estuve haciendo todo ese tiempo, en lugar de trabajar? Claro. Trabajaba por el costicismo. El costicismo perdido y el costicismo por haber. Pero, ¿el verdadero trabajo? Siempre cayendo por un borde. Estoy harto de los falsos márgenes.
La chica que amo duerme, pero no en mi habitación. Está en su casa. Fuimos al cine, y tuvimos que separarnos por una noche. Joder. La extraño mucho. Es hermosa. Es realmente, hermosa. Dirije todos mis viajes, hasta hacerme perder la razón. Juega a la escondidas conmigo. Se esconde, y cuando la encuentro... los dos estamos perdidos, y ya nadie puede encontrarnos. ¿Por qué no estoy durmiendo a su lado, en este momento?
Te amo, botecito. Espero que me lleves lejos, muy lejos. Mi increíble Jack Sparrow-mujer, de mi vida y mi viaje a las estrellas. Mis avioncitos de colores.

jueves, julio 27, 2006

Muslip - Dorr (nueva dirección)

.
.
.
Eduardo me pidió que cambienmos la dirección del blog. Hoy estuve en su casa. Leímos un poco algunos de los textos que estaría publicando, inminentemente, en LA VIDA PREGUNTALE. En principio, iría Diciembre, que es un relato genial. Probablemente vaya en dos entregas, ya que es bastante largo (por lo menos, teniendo en cuenta que leer en la compu, muchas veces, es un empalague mortal).
Ayer tomamos unos tequilas en un bar zapa del Abasto, escuchando Gilda, Pibes Chorros, Sandro, y otros temas que salían caóticamente de la fonola del local. Un clima muy "miren lo que les traje: camisas", en el Abasto.
La chica que amo no quiso que viésemos Poseidón, porque trabaja un costicismo de un costicimo suyo de 1810. Realmente, sus argumentos para no verla, eran inaceptables, pero Eduardo no quiso ponerse de mi lado, por cortesía. Bien por él. Y la chica que amo... un loco. Marilyn, además; pretender que en una superproducción de Hollywood, trabaja un costicismo de un costicismo de uno mismo. Por favor... Igualmente, era tarde. Casi las 2 de la mañana. Si nos metíamos en una sala, saldríamos a eso de las 4. No daba. Y, en fin... tomamos unos tequilas.
Antes de la perfo anti-Poseidón, comimos en "Los Trujillanitos"; un restaurant peruano de oro puro. Papa a la huancaína, cebiche y tamales. Hermoso, la verdad. Cuando estábamos en plena papa a la huancaína, Eduardo dice: "Me gustaba más LA VIDA PREGUNTALE". "¿Querés que lo cambie?", le dije. "Creo que sí".
LA VIDA PREGUNTALE fue idea de la chica que amo, que casi no probó el tequila, para mi asombro.
.
Lu: Preguntale no se consigue. Ojalá se reedite en Mansalva (con La doble, segunda parte de Preguntale), o Cencerro (si a Jose le parece). Todos los ejemplares fueron vendidos, entre Belleza & Felicidad (Acuña de Figueroa 900) y los eventos de lectura. Es una pena que no pueda enviártelo.

lunes, julio 24, 2006

Equis pesos de un fin de semana


Nunca tengo un peso en el bolsillo. Todo lo que llega a mis manos, lo gasto en cosas ricas y regalos. Sinceramente, el dinero no es para mí. Y si algún día llego a tener mucho, probablemente ya no lo tenga al día siguiente. En fin. El último jueves recibí un llamado para un laburito de cuarta: una desgrabación. "Excelente", pensé, "voy a poder moverme un poco". Estaba seco. Ni un peso desde hacía ya unos días. Un loco de situación financiera, realmente. Me llama Hugo (unos 65 o 70 años), y me propone equis laburo, desgrabando un teje insoportable de una hora y media. Acepté al toque. Nos reunimos, me dio el cassette, y yo le pedí un adelanto. Increíblemente, accedió. Un milagro.
Hace una semana, tuve una escena parecida, pero rara. Digamos que entregué un trabajo (pero nada que haya desgrabado, sino una especie de texto equis -aunque divertido, también- que tuve que escribir, movido por la necesidad de dinero), pero no sólo no conseguí que me pagasen, sino que, francamente, no veo claramente cuándo vaya a ocurrir eso. Ojalá que pronto (aunque tampoco es ninguna fortuna, como para andar haciendo plegarias). Y Página/12... Bueno, la verdad es que sigo muy contento con escribir allí. No me puedo quejar. En un punto, estar publicando en Radar, también es un milagro.
Entonces, el jueves estaba muy contento. Era el día del amigo (y el cumpleaños del equis, y de Guido Segal), y había un asado en casa del marido de Ev. Fui con Ceci, la esposa de Facu. En casa de E, me esperaba la mujer que amo. Compramos un par vinos y ocho morcillas, con Ceci, y nos fuimos a casa de E. Por el camino, le preguntamos a la luna. El tamborcito calchaquí se había quedado en Tucumán, por suerte. Facu se fue a dormir (trabaja desde muy temprano, el equis), y después de un rato en bondi, llegamos a lo de E (qué largo se me hizo). Y, ¿qué te puedo decir? Me emborraché, porque el vino que pagó Ceci, era demasiado rico, y los que siguieron... ya no importaban si eran ricos o qué. Y la chica que amo, me miraba, un poco alucinada, ella. Andá a saber qué le había dado la Ev.
Conversamos de esto y lo otro, con E, el marido de Ev, y no llegamos a ninguna parte. Pero creo que él también, se emborrachaba conmigo, o era que el asado lo tenía así. E: sos un divino. Te quiero. Hubo un aplauso para el equis, pero no por el asado, sino por unas notas que exihbió, si no me equivoco, Martin L., el ex de mi ex (y ahora, mi amigo, también; ¿por qué no?). ¿O fue la chica que amo la que sacó esos exámenes en pleno asado? En fin, aplaudimos...
¿Y después? Yo ya estaba perdida de la mente, la verdad. Me acuerdo de un episodio medio equis con la suegra de Ev. Mejor ni lo cuento.
¿Y después? Equis cosa. Nada se puede contar. Me emborracho, y después no se puede contar nada. Un loco, realmente. Martín L., me regaló una camisa negra de oro puro. Gracias, querido. Te quedaba divina, te aviso. Mi chica y yo lo comentamos. Pero Marilyn se quedó en musculosa, y cuando le dije que se pusiera la camisa, que hacía frío, al tiempo que la elogiaba: "Te la regalo, Dorr". Y me la puse, al natu. Desde entonces, entiendo ese dicho que reza: "miren lo que les traje: camisas".
¿Y después? Preguntale. Y ya no sigo, mejor, porque tendría que contarles todo el viernes, y la cena en casa de Bex, y lo que fue después. Y no da, sería demasiado.
Sin embargo, hay algo que no puedo dejar pasar. El viernes, antes de ir a lo de Bex, mientras esperaba que llegara la chica que amo, me encontré con mi ex ex ex ex ex ex: Luciana G. Un loco muy grande, realmente. Tuvimos una conversación y todo. Ella esperaba en la puerta de un cine de Belgrano. "Creo que me dejaron plantada", me dijo. "¿Tu marido?", le pregunté. "No, Caro y Laura, las conocés". Y sí. Me acuerdo de ellas. 1810. Luciana y yo salimos en 1810 (en mi época post-Elízabeth). Fue un hermoso desastre. "Seguís usando el mismo perfume", me dijo. Falso. Acababa de ponerme un poco del frasquito que me trajo Muslip de regalo. "No, es otro", le dije. "Entonces, el mismo desodorante". Y tenía la razón, increíblemente. Luciana es inteligentísima (escribe muy bien), pero siempre le gustó hacer de cuenta que no lo es. Simuladora, la equis. No entiendo por qué. Y costi, además. En eso (en los dos rasgos), C... y Luciana se parecen. Como si ocultar su inteligencia les permitiese ver mejor en la oscuridad, y trabajar mejor el costicismo, desde una ingenuidad que nunca existió en realidad. En fin, allá ellas. La cuestión es que Luciana me comentó que había leído el blog. Inmediatamente, creo que se arrepitnió de decirlo.
El sábado y el domingo, estuve desgrabando esa insufrible fantasy para Hugo, hasta hace unas horas, incluso. Y cuando terminé (domingo a las 23.50hs), me refugié en mi habitación, a fumar y mirar la TV. Miré Top Cat, y me sentí identificado. Mi amiga, Silva, dice que soy igual. No lo creo, pero me sentí identificado de todo modos con "Don Gato". No tiene un mango, y lo único que le importa es hacerse la fantasía a costa de otros. Me sentí un poco mal, por eso. Don Gato tiene energía blanca, pero es energía negra. Quizás, yo también. Equis. Después vi una peli horrible, con el costi de Benicio del Toro y Juliette Lewis. Un bajón, pero James Caan hizo que me quede hasta el final. Y cuando terminó, pensé otra vez en Luciana (pero no costi, sino de otro modo). En 1810, salimos. Hicimos un desastre, realmente. "La verdad que fue divertido", le dije, en la puerta del cine. "Sí", me contestó, y agregó equis cosa, que no viene exactamente al caso. Pero, más que divertido, había sido un desastre. Me engañó vilmente, y fue engañada, también... vilmente. Un espanto. Nos hicimos daño, casi sin conocernos. Éramos chicos, aunque no tanto. Ella sí, tenía 18. Ahora, 25 años. Entonces, pensando en todo aquello, y en ese comentario, "leí tu blog", entendí que quizás, era ella la que me había escrito, en forma anónima, equis cosa, con equis energía, que hizo que, finalmente, dejara de escribir, de tanta energía negra que había entre los comments. Razones, ella, tenía de sobra. Sin embargo, quizás no fuera ella. Además, en la puerta del cine, se la veía feliz de poder encontrarnos, después de mil años. Yo también estaba contento de verla. Y la chica que amo, llegó, y nos fuimos con un vino tinto y champagne, a casa de Bex.
No. No puede haber sido ella, la que me escribía con tanta energía negra. Aunque, quizás sí. No, no puede ser.
.
Mañana, Hugo me paga equis pesos. Menos mal. Es poco dinero; tiene que durar hasta el finde, por lo menos. Y después, preguntale otra vez. Preguntale para siempre, con los equis pesos, que nunca tengo un mango ni para comprar un pancho en Retiro.

jueves, julio 20, 2006

La vida preguntale


PREGUNTALE PERDURABLE
.
En busca del costicismo perdido está en su fase de encuentro. Es así, el que le pregunta... encuentra equis cosas. Y yo le pregunto sin parar (por lo menos, desde hace unos cuántos meses), y la vida me responde -a veces con monosílabos, pero son respuestas, al fin.
El día del amigo es el día de cumpleaños de mi primer costicismo cultural. Feliz cumpleaños, querido. Siempre me acuerdo de vos y tu irracional conducta de guardar todos tus CD´s en el closet. Te mando un beso grande como tu colección de Lou Reed & Velvet Underground.
Día del equis. Me escribió C... (¿se acuerdan?). Dice que me manda tantos besos que se siente merecedora de un capuchino conmigo. Está casada, la equis. Bien por ella. Hasta donde se, estaba dando vueltas por Montevideo. Siempre haciendo escándalo, la equis. La última vez que la vimos (yo estaba con mi novia: sí, estoy casada con papeles), fue en Kim y Novak. Preguntale. Yo estaba odiada por equis situacionch. Había perdido equis pesos, todavía no entiendo cómo. En fín...
Día del equis. Me llamó el Totti. Estábamos distanciadas. Hablamos un rato. Me contó de su nuevo piano alemán y su nuevo depa, en Belgrano (cerca de donde van a mudarse pronto, también, Facu y Ceci, que, por otra parte, siguen juntas y divinas las dos). Y, por suerte, conseguí algo de dinero para pagarme unas cervezas esta noche, cuando me encuentre con mis amigas y amigos en un bar de Corrientes y Rodriguez Peña, incluído Eduardo Muslip.
Eduardo y yo vamos a escribir un blog juntos. La idea es convertirlo en nuestro taller. Ahí está. No quiero dar mucho detalle de lo que todavía, en realidad, ignoro.
.
Amo a mi chica. Eso me tranquiliza. Mi vida es bastante más normal de lo que era el año pasado (aunque, en realidad, preguntale). Los locos son, más bien, del orden del endon (el adentro), y la cosa no pasa a mayores. Digamos que... dejé de arruinarme la vida a través de otras vidas, para pasar a reconstruir mi propia existencia (que todavía está en ruinas). Estoy removiendo escombros. Y en el fondo, entre las poquerías que encuentro, también aparecen cosas hermosas... fantasías... y la vida (un gato atrevido) se despierta al lado mío, tirándome del pelo (el poco que me queda), y me agarra un a77aque de alergia y alegría.