lunes, julio 27, 2009

Honduras


Desde hace algunas semanas escucho diariamente, en la red, radios de distintas partes del mundo. Ramalah, Berlín, Nueva York, Londres, Caracas, Asunción, Bahía Blanca, Buenos Aires... esta noche escucho Radio América, desde Tegucigalpa, Honduras. Hablan de amnistía, de olvidar y perdonar los crímenes de las últimas semanas, de una reconciliación entre todos los hondureños, que Honduras "está hermosa, hay que ver los maizales...", dije el jefe de bancada de la Democracia Cristiana en el Congreso Nacional. En un separador suena una versión punk de Somewhere over the rainbow....
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Trato de concentrarme en mi trabajo pero me distraigo con mucha facilidad. Me quedo pensando en la infinita violencia del olvido, sobre todo del olvido de los crímenes. Tengo ganas de leer el libro de Hugo Vezzeti sobre la violencia revolucionaria. ¿Cómo haremos posible una revolución política y social en latinoamérica sin violencia?
Diamante se me acerca caminando, despacito, con un salvavidas rosa de juguete en una mano. En la otra, un títere para dedos. Camina y se agacha, gatea. Besa el piso, agradecida de poder trasladarse, cosa que hace desde hace muy pocas semanas. Es hermoso verla así. Ahí viene caminando, una pelota verde en la mano, camina como un patito, atraviesa el living, tres metros seguidos. Tiene puestas unas medias para no andar descalza, pero se le van corriendo y finalmente tropieza. Se las quito. 7e7é se queja:
- No le saques las medias, el piso está muy frío.
- Todos estos días la tuviste descalza en muchas oportunidades, ¿qué diferencia entre esos episodios y este?
- Está bien, dejala así
- No, en serio, no tengo problema en volver a ponerle las medias
- Dejala así, pastel, no se las vuelvas a...
Le puse las medias reforzándolas, apretando los pantaloncitos del jogging. Inmediatamente, Diamante intentó arrancárselas, le pedí entonces que se olvidara de esas medias y se largara a caminar y jugar entre sus cosas y los elementos de la casa, las sillas, los gatos, nosotros, la mesa, la biblioteca, el corralito.
Cenamos un locro que hizo en Rafael Calzada el Dr. Franklin. 7e7é dice que, entre nosotros, sólo existe la violencia cuando hace falta. El locro lo tomo en un recipiente de barro con fantasía, mantiene el calor de la comida. 7e7é lo sirvió allí especialemente, porque sabe la fantasía que me hacen las altas temperaturas.
- ¡No es para jugar! -le grita ahora al bebé, que volcó el líquido del vasito avent. Diamante, entonces, hizo He-Man.

lunes, julio 13, 2009

Salió MUSULMANES

Diamante y 7e7é duermen. Es lunes por la madrugada, acabo de terminar un libro para reseñar esta misma mañana. Hace calor en el living del depa. Puse el caloventor. Creo que voy a sacarme el pulóver, empiezo a sentirme sofocado.
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Me lo quité nomás. Ahora siento mis brazos, tengo puesta mi musculosa blanca. Escucho la radio mientras escribo. Elegí esta foto de Primo Levi para comentar la salida de mi última producción literaria, Musulmanes, una novelita muy breve que acaba de publicarse en Editorial Casa Nova, colección Barranca Yaco. La lectura de Levi fue esencial en el proyecto de la novela. Trabajé durante 2006 y 2007 en torno a la sobrevivencia de la escritura y otros motivos.
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La novela se consigue en algunas librerías de Buenos Aires. Hagamos una lista: Liberarte / Gandhi / Edipo / Centro Cultural de la Cooperación / Eterna Cadencia / Boutique del Libro de Palermo / Cobra Libros / Bilbos Puán / Santiago Arcos / Gambito de Alfil y no sé bien dónde más...
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La presentación de Musulmanes iba a ser el viernes 17 de julio pero tuve que suspenderlo por un teje que le surgió a mi esposa. No sé si será el 7 de agosto o el 14, todavía no lo confirmamos, pero será en agosto, en un teatro del barrio de Congreso. Ya lo comentaré aquí si es que no vuelvo a abandonar este espacio.
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En la contratapa del libro, Eduardo Muslip escribió: "Todo en Dorr suena a experiencia personal, pero paradójicamente su escritura es a la vez la experiencia radical de lo otro. El mundo nunca es apenas espectáculo sino una energía que moviliza profundamente al narrador, el que a su vez interpela a su lector de un modo directo e individual. En Musulmanes resuena el efecto de diversos estímulos: el amor, las drogas, la paternidad, las lecturas, la amistad; todo hace vibrar intensamente la voz de Dorr y, cuando la intensidad es todavía mayor, su experiencia se traduce en tonos oníricos y poéticos. El mundo emite una luz que Dorr recibe, su mirada la procesa sin suavizar los tonos más extremos, y su escritura la irradia".