martes, julio 31, 2007

La novela robada (por los jueces)








Tengo un pastel taurino. No sé, realmente, de qué va Tauro, pero hay algo con el lugar. Los lugares, las reglas del juego. Los momentos para cada fantasía en particular. Y los límites de las cosas; al pato no le gusta salirse demasiado de la laguna. Es taurino, nomás. Un pato de la Rural, justamente. Me siento inmensamente feliz, al lado suyo. Desde el estudio y el trabajo más radical y comprometido, hasta el loco más grande y mayor que lo cual nada puede ser pensando... Todo es pochible al lado de ella. Y entonces (si te controlás un poco), la vida es un salmo:

"Es el hombre semejante a un soplo

sus días son como sombra que pasa"

(Salmos, 144, 4)

Ay, mi Pastel. En unas horas va a estar aquí. Vamos a cocinar un guiso fantasía: choclo, papa, zapallo, zanahoria, arbejas, etc... Pero yo todavía no almorcé, y me desperté a las siete de la mañana. Tengo hambre, ya. Voy a salir un segundo, a pagar las expensas (con un cheque de P/12, Marilyn) y, finalmente, a comprarme una pepsi de litro y cuarto (que, increíblemente, en los almacenes de barrio, sigue saliendo $2) para comer unos fideos amarillos, con tuco rojo de Rafael Calzada, como el maravilloso Cow de Warhol, que me mata, la verdad.

Voy y vengo.

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Riquísimo. Francamente, qué buenas pastas. No quise acompañarlas con pan, así queda para el puchero de la noche tropical. Chichín quería clavarse el estofado, pero se lo impedí. Por si alguien no lo sabe, Chichín es el gatito negro; la Chilindrina, el gatito blanco. El estofado me lo comí yo solito. Chichín pidió turno para otro día. La Chilipepper ni se calentó. Se quedó colgada, en la cama. Y me puse a pensar en Tobe, que tiene activada esa función de Blogger: el mail de aviso, cada vez que se me ocurre publicar alguna pavada. Qué buena gente, Tobe. "En busca..." le hacía retorcer el estómago de vergüenza ajena, pero lo leía igual, de puro odio. Sin ese odio de algunos, jamás hubiera podido seguir escribiendo.

No sé si fue Tobe o la Esti, o pudo ser Dani, que comentó algo de la Ñ del sábado pasado. Tampoco recuerdo bien qué fue lo que se dijo del suplemento. Yo había tomado mucho vino tinto (de desayuno, increíblemente), y las ideas se me iban rápidamente. Bien por ellas. Ayer me compré el suple y lo estuve leyendo, buscando aquello que Tobe, la Esti o Dani hubieran podido comentar. No encontré nada. Una nota sobre los mejores novelistas jóvenes norteamericanos, otra sobre las fronteras del plagio. ¿Habrán hablado de eso? ¿Me habrán hablado de eso? No creo, pero quizás sí. En ese caso, tiene que haber sido Tobe. "Cae xp del cielo...", me escribió desde Buenos Aires, cuando cayó agua nieve. Yo estaba en San Juan, con 7e7é. Tobe pudo haber comentado algo sobre Bolivia Construcciones, la novela de Di Nucci, y la cuestión de la intertextualidad. La nota contrapone, directa y teóricamente, a Jorge Panesi (y otros notables) y Elsa Drucaroff. Esto debe ser viejo, ya, pero me asombró volver a leer una acusación de "menemismo" en aquellos discursos y expresiones ligados a la crítica deconstructiva. Yo, desde aquí, defiendo a full a Di Nucci como legítimo ganador del Premio; y a la literatura, como ese espacio vacío en el que la repetición y la diferencia no hacen otra cosa que repetirse diferencialmente.

Una noche de 2004, en un Práctico de Ariel Schettini, le pregunté algo de todo esto, respecto de un trabajo práctico sobre Borges que teníamos que entregar para la semana siguiente (yo no estudio Letras, pero me hizo fantasía cursar la materia de Panesi, obviamente): "Teniendo en cuenta el Pierre Menard, y el punto de vista teórico y crítico que toma la Cátedra para leer este cuento, ¿podría evaluarse positivamente un parcial que reprodujera totalmente, sin agregar notas ni explicaciones, el cuento elegido para el trabajo?", tiré. "No, no pueden hacer eso". "¿Por qué?", preguntó otro. "¡Por que no!", gritó Ariel. Es decir, para rechazar mi estúpida aporía, tuvo que recurrir a la ficción. Eso me encantó. Ariel tenía razón. No se podía, pero sólo porque no. La onda era que no, digamos. Y tenía razón.

¿Cuál era la onda, en el Premio? Ese es un problema de los jueces, creo. Si no se dieron cuenta antes, si se les coló Pierre Menard, que se jodan. No se trata de derechos de autor, sino de modos de lectura. Y de escritura. Declarar ganador de un Premio, o invalidar una declaración, también es un modo de escribir de los escritores. Si Di Nucci es Pierre Menard, no sean brutos, joder. O, en todo caso, cuídense de no elegir su Bolivia mejor novela rechazada (este gesto dual y contradictorio, pienso, enaltece aún más la obra de Di Nucci). Por otro lado, tendríamos que ser capaces de pensar el menemismo como algo distinto a la crítica y los críticos literarios (y las poetagaleristas de B&F, que ya ligaron bastante). Las mentes más brillantes de nuestra generación, perseguidas y perseguidos por su "menemista" resistencia a las formas de dominación metafísica. Un loco, realmente. En fin...

Bolivia Construcciones no llega a constituirse en obra (según los jueces escritores), porque roba. Si fuera así, entonces, Di Nucci es un Maestro Mayor. La literatura (la verdad) es un robo, siempre. Hasta Heidegger lo dice:

"La verdad (el estar al descubierto) debe empezar siempre por serle arrebatada al ente. El ente es arrancado al ocultamiento. Todo estado fáctico de descubrimiento es siempre algo así como un robo."

(Ser y Tiempo, parágrafo 44)

viernes, julio 27, 2007

La vida con mi pastel

7e7é se separó en el verano de 2006. Se fue a vivir unos días a lo de Ev. Había estado casada unos 10 años, increíblemente. O al revés... increíblemente, ahora estaba soltera. "7e7é soltera...", es casi un oxímoron. Me desesperé. Todo eso está aquí.
Una tarde, tomé el Clarín Clasificados y encontré un aviso interesante: era a la vuelta de (y estabamos en) lo de Ev. 7e7é quería alquilar un depa, pero todo lo que veía le parecía un desastre. Llamamos y nos dijeron que fuéramos para allá (para acá, en realidad, porque en este preciso momento estoy sentadino junto a la ventana del living).
Vinimos a conocer el depa, y la verdad es que iba para adelante. Nos enamoramos para adelante, también. Y ahora vivimos juntos, desde hace ya unos cuántos meses. Y vivimos así, ella laburando en la Universidad Nacional de Lanús; yo leyendo acá, o trabajando en el IUNA, o viajando a Moreno (mientras escribo esto, acá en la esquina hay unos zapas rompiendo botellas contra las paredes). Pasamos algunas horas del día juntos, pero nos gustaría que fueran más. Esta casa es casi como un parque de diversiones. Yo lo vivo así, aunque a ella le parezca medio un loco. Un día se rompió un caño del baño, o se filtró agua, no sé. 7e7é se volvió loca y empezó a gritar. Traté de tranquilizarla: "Tranquila, pastel, estamos en esta casa para divertirnos". "¡Pero no me divierte que se haya roto un caño, Mariano Dorr!", me contestó. Sin embargo, después de esa noche, cada vez que algo se rompe o cualquier loco que pase, me dice que "de todos modos, estamos en esta casa para divertirnos". Me carga, mi pastel, pero bien que lo repite.
La pasamos muy bien, realmente. La felicidad me deja pasmado. Metidos en la cama, tapadinos, como si fuéramos un pastelito recién horneado. Con 7e7é soy obscenamente feliz.
A ella Chopin no le hace fantasía. Pero yo me vuelvo loco. Y me quedo tranquilito, sin joder a nadie. Milagro del cielo. Me hago un capu, escucho música. Escribo, leo, y cambio libros de lugar. A las cinco de la mañana pongo la radio, escucho el primer noticiero de Radio Mitre. Hago tostadas, me duermo con mi pastel. Y a veces hago locos, y 7e7é me quiere rajar, pero finalmente vuelve a estar todo bien.

jueves, julio 26, 2007

Volver


En muy pocas horas voy a haber vuelto a escribir, de verdad. Increíblemente. Entre la última entrada y la mañana de hoy, pasaron equis cantidad de cosas. Lo cierto es que me caso en Octubre. El 11, por civil. La Fiesta, el día de la raza... (energía negra, en un punto) "¡No hay nada que festejar!", dicen Los Fabulosos.
Me voy a casar. No entiendo cómo pudo sucederme algo tan real. Y es fantástico.
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El tipo de la foto es un Amigo y Dr. en Filosofía. Brasilero. Nos conocimos en 2004, cuando mi vida era un pinball. Está casado con una ex-lectora de este espacio... Flavia. Ella es lo más.
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Lo cierto es que vuelvo a la red. Ya les contaré un par de cosas, seguramente. Y quien quiera oir, que le pregunte con movimiento.