martes, abril 04, 2006

Cuando es imposible escribir al natu

Estoy pasando por un período de crisis. Esa es la verdadera razón por la que no logro conectarme con una escritura diaria. Se supone que escribo al natu, y lo cierto es que no lo estoy haciendo. Si escribiera al natu, todo sería mejor. Pero las pocas cosas que andan bien en mi vida... se irían a pique. De hecho, en cuanto escribo dos o tres cosas, recibo un llamado telefónico: "Por favor, sacá eso que pusiste. No te pido que saques todo, únicamente ese párrafo", me dicen. Y saco todo, porque la verdad que no valía la pena conservar lo demás. No había sido escrito al natu. Y si no es al natu, más vale no escribir una palabra.
Alguna vez me amenazaron con golpearme, si escribía esto o aquello en "En busca...". Un loco, realmente. Me dijeron que era un alcahuete equis enorme, siempre contando la intimidad de los demás. O si no, alguien se callaba cuando caía en la cuenta de que yo estaba ahí, escuchando: "No vayas a escribir nada de todo esto, Mariano Dorr, ¿eh?". Y no entiendo por qué iría a escribir algo sobre las cosas que escucho. Jamás lo hice. Apenas me limité a contar los pormenores de mi última gran separación. Y si me ensañé con alguien, fue únicamente conmigo.
¿Por qué me cuesta tanto seguir haciéndolo? Algo se modificó, para mal. Sencillamente, ya no puedo escribir al natu. Se acabó. No soy capaz de escribir una sola de las cosas que me están pasando en este preciso momento, en esta casa (que no es la mía). No puedo. Una sola palabra implicaría la banalización inmediata de todo lo que, de hecho, está aconteciendo.
Y lo que acontece es (como diría Woody Allen) una ópera de Puccini (1ra, 2da y 3era parte), con un millón y medio de bemoles y sostenidos. Preguntale. Reformulá la pregunta, y volvele a preguntar.
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Escucho ruidos... ¿será ella?