domingo, septiembre 02, 2007

Scott Fitzgerald en Tandil

El último Día del Estudiante, 7e7é volvió a casa con un libro de F. Scott Fitzgerald: Cartas, una selección y traducción de Gerardo Gambolini, editada por Beatriz Viterbo. Es una pequeña maravilla de 144 páginas. La primera carta es para la hermana de Fitzgerald, Annabel. La leí por primera vez la semana pasada. 7e7é estaba en Tandil (viajó para leer un trabajo de Esther Díaz, en un congreso sobre "la universidad como objeto de investigación"). Sin 7e7é, con la casa vacía, abrí esas Cartas, y di con ese increíble texto. Es un manual imposible, una radiografía de la mundanidad del costicismo. Lo llevé a Tandil (fui a buscar a 7e7é, llegué al día siguiente de su lectura, en la madrugada). Quería leerlo con ella, a ver qué opinaba mi futura equis enorme.
Decidimos que después de la noche de bodas, nuestra luna de miel será en las sierras de Tandil. Flasheamos. Sobre todo 7e7é: se encontró con el escenario de uno de sus sueños. Toda una vida soñando lo mismo, sin poder identificar el lugar. Un camino de piedra, ascendente. Un castillo en la cima. Un bosque en medio del monte. 7e7é se largó a llorar en cuanto llegamos al pie del camino. No podía parar de llorar. "Claro... Yo subí por acá cuando tenía 5 años, con mi mamá y mi papá... Les pedía que me llevaran al castillo... lo tenía completamente olvidado... Fue justo después de la muerte de mi abuelo", lloraba y decía, mi Pastel. Y subimos, con mucha emoción y cuidado, porque las piedras preguntale. Un lugar con infinita fantasía, realmente. Hay que ir. Un posible Combray, para 7e7é. Su familia pasó 1 mes y pico en Tandil, en un momento difícil para ellos. Habían perdido a los abuelos del Pastel. En Tandil, una juguetería en el centro los retenía, tratando de escapar de la energía negra del destino. 7e7é se encontró de repente en el escenario del sueño. Fue to much.
Llegamos al castillo. Almorzamos queso y salamín. Otro planeta. No se pueden pensar los salamines y quesos de Tandil. Comimos y conversamos, mirando la ciudad, a 230 mts de altura. Hermoso. Decidimos volver, para siempre. Vivir allí una temporada del año, incluso. Criar a Diamante en el bosque de los sueños de su madre.
Bajamos por la parte de atrás del castillo, y nos tiramos en el pasto, en la ladera de la sierra. Prendimos un caño, y 7e7é, en voz alta, leyó la carta de Fitzgerald a su hermana menor. Nos enloquecimos. 7e7é hizo incapié en el enfermo hijo de puta que había que ser para escribir algo tan genial.

3 comentarios:

tililili dijo...

Mis hijos se empeñan en obligarme a hacer turismo. . .

Anónimo dijo...

Mariano:
recién pensaba en pedirte que le preguntaras a TT si no había estado allí en séptimo grado también. Claro, yo siempre doy por supuesto que fuimos al Carmen, pero después recuerdo la aclarción de TT de que en la primaria ella había ido al Regina...
Besos para los dos, GB

Ev dijo...

El tren es como un sueño del siglo pasado. El camarote, hermoso y costi su tripilaçao. Cuando llegamos nos encontramos con el otro Esti y con Soraya en el mismo hostel. Bombón gravemente descompuesto de la panza, garrón. Traigan todas las muscus que puedan. Aca hace mucho pero mucho calor: 35º!