jueves, agosto 16, 2007

Cómo vino la mano

Increíblemente, cuando escribí la entrada anterior, 7e7é y yo todavía no nos habíamos peleado. Pero ella se había acostado de mal humor. Habíamos discutido. Discusiones miserables, empobrecedoras. Los dos sabemos que en realidad no discutíamos nada. Estábamos mal, simplemente. 7e7é se acostó así, con esa energía, y cuando despertó, preguntale. Me encontró en el living, chupando alcohol, en un plan negro de reviente y lectura, preparando una clase, medio ido. Y le agarró el a77aque. En realidad no fue una pelea, sino un verdadero a77aque, porque yo me quedé sentado, mirándola. Después conversamos un poco. Me ubiqué. Me hice un café, y terminé de preparar el texto de M.F.
Me dio fiebre. 7e7é me trajo un ibupirac, y pude dormir bien. Nos tranquilizamos.
Hoy estuvimos muy tristes, los dos, todo el día. La fui a buscar (directo desde Moreno) a Plaza Constitución. Volvimos a discutir un poco. Necesitaba descargar mis últimas energías negras, no lo pude evitar. A cada palabra suya, eran cinco mías (al revés que los muertos del General Perón). En cierto momento recapacité. Bajé un millón de cambios, y nos amigamos. Al principio, 7e7é lloraba de tristeza. Yo me quería matar. Después, cuando nos amigamos, lloraba de emoción. Sin embargo, si hay algo que me mata de verdad, es que, cuando pasa algo hermoso, cuando estamos realmente bien y felices, 7e7é de repente dice cosas como "me da mucha tristeza", y se pone a llorar, angustiada por la condición finita de la existencia. Yo le digo: "Pero, Pastel... por qué te ponés triste, si es hermoso, esto...". "Justamente por eso", me contesta.
Entonces, quisimos ir a cenar a un bolichito en San Juan al 400, donde Ev y la Esti estuvieron una noche, con Pedro y Flavia. Estaba lleno y no teníamos reserva. Marilyn, el lugar. Nos dieron una tarjeta, que llamemos, la próxima. Caminamos por Bolivar, y llegamos a una casa italiana de pescados y mariscos, ubicada en un primer piso. Una gran fantasía.
Ahora 7e7é duerme. Yo intento llevar una vida normal.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

nunca nadie me entendio tanto como vos, patito.tus texos son tan delicados que me hacen morir de risa y llorar a la vez, de la emocion

Anónimo dijo...

Larga vida para uds., chicos...