martes, marzo 21, 2006

Volver con energía equis... pero volver.

Estoy escuchando "Pink Moon", de Nick Drake. Es genial. Trato de pensar en el día de hoy y la noche de ayer, y en los próximos días. Mi amiga MG me pide, casi por favor, que deje de estar perdido de la mente. "Te estás desperdiciando", me dice, sentada en el balcón de su casa. Yo la escucho dándole la espalda, con una cortina entre los dos. En un punto, parezco un sacerdote escuchando una confesión, pero MG no habla de sí misma, sino de mí. "Te estás desperdiciando", insiste. Se refiere a mi forma de ser. A mi forma de perder el tiempo. Me pide que me quede en mi casa y no salga; que me ponga a trabajar en mis cosas, todo el día. "Todo el día. Quedate todo el día escribiendo. Un mes. Levantate. Desayuná. Caminá hasta el río. Quedate mirando el agua. Es hermoso mirar el río. Fumate un porro. Pensá un rato qué vas a hacer con tu vida. Después volvé a tu casa, y durante el resto del día, escribí ".
Soy totalmente incapaz de hacerle caso a MG. Imposible. Todo intento de bien-llevarme cae rápidamente por un borde en cuando lo pongo en práctica. Aún así, las palabras de MG me dejan un sabor equis. Siento que es posible intentarlo, y que si no lo hago, voy a estar todo el año hecho un perdido de la mente. No quiero, eso. Quiero ser increíblemente pilas. Sentirme bien. Caminar al río y pensar en las cosas que tengo que hacer; volver, y hacerlas. Y es un loco, todo lo que tengo que hacer. Un millón de proyectos por la mitad, o por la mitad de la mitad. ¿Y por qué no logro trabajar de forma constante? El costicismo. Siempre lo mismo. Siempre pendiente del costicismo de oro y los sueños de amor eterno y resplandesciente.
No sé cómo voy a hacer. Tengo un millón de cosas que hacer, pero siempre dejo que todo caiga por un equis, y me pierdo de la mente en cinco minutos. Mi vida se va a parar a la equis y termino comportándome como un desgraciado.
Volver a escribir el blog... Lo vivo más como una obligación que como algo realmente al natu. De hecho, no es al natu para nada. Me siento un equis enorme, escribiendo todo esto, que no tiene ni un poco de humor y fantasía. Y es que, la verdad, estoy en un momento recontra equis de mi vida. Me río en público y soy el mismo farsante de siempre, pero, por dentro, preguntale. Equis enorme de verdad.
La fantasía la vivo in situ. Es decir, no le pongo demasiada fantasy a nada; dejo que la vida me lleve. Extraño a mis hermanos todo lo que extrañé a mi ex durante diez meses. Y las mentiras de mi ex, ya no me importan. Ella misma, ya está del otro lado de la realidad. De este lado quedamos MG y un par de amistades. Todo lo demás, no tengo idea. Mis hermanos, incluso, están tan lejos que no puedo hacer otra cosa que imaginármelos. Felices. Me los imagino felices, con sus esposas, pensando en tener hijos y volver a Buenos Aires, algún día. Yo, en cambio, parece que no voy a casarme jamás. Las chicas y yo no nos entendemos. Y la cultura... preguntale. El día que me case por civil, todos mis amigos van a estar pensando: "una mentira más de Mariano Dorr", y el tiempo les daría la razón. No mucho tiempo, calculo.
No entiendo por qué las cosas no son más al natu. Si el verdadero sueño es la realidad (JL), ¿por qué la verdadera realidad no puede ser un sueño? Es que, seguramente, lo es. Por eso, más vale tener cuidado con lo que soñamos. Equis enorme, cuando se cumplen las équices del sueño y las mentiras se vuelven verdad (MJ).
Nick Drake está a punto de convencerme de algo. Tendría que dormir, pero llamó Ceci y dijo que, con Facu, querían verme. Dijo que pasaría por casa a las 22hs. Ceci tiene energía blanca, pero es budista, y siempre que le venís con algún teje o un problemich o algo del orden del costicismo, se encoje de hombros como diciendo: "y bueno, querido...", y ahí queda todo. Con Ceci no vas a hablar de tus problemas. Está de este lado de la realidad, pero en el umbral... A Ceci no le importa nada. Tiene energía blanca pura, pero no le importa nada. Y si le venís con un loco, se ríe y te deja preguntándole solo.
Sigo pensando en MG. Es tan de oro, ella. Me mata. Hoy estuvimos merendando, en su casa de Balvanera. "¿Ves por qué todos tus suegros piensan que sos un freak impresentable?", me dijo. "No podés servir un mate sin hacer un enchastre. Sos un asco". Yo había hecho un locazo con la pava, el mate, la yerba y las facturas. Hice un desastre.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

dicen q hay q soñar en grande para asi poder visualizar el sueño
mientras se lo busca...
claro q el costicismo de oro
aparece solo cuando se le antoja la equis,y mientras no aparece o uno se queda en los porqueses de su
insolente indiferencia,
o lo histeriquea un poco.
mejor histeriquearlo con todo lo costi como el rio, las letras,
y quien te dice que el equis nose quede equis enorme y se venga.

Anónimo dijo...

si. sabes que hay que tener muchisimo cuidado con lo que uno sueña. no me atreveria a vivenciar muchas de las cosas con las que sueño.
son solo nuestra posbilidad de hacer peliculas en cualquier momento, en cualquier parte. sirven para eso.
nosotros solo podemos aprovecharlo y divertirnos.

Anónimo dijo...

MD, a veces pareciera que estos intentos infructuosos de llegar a algo no son más que un malentendido -un enredo- interno. Una guerra entre lo que debería y lo que se me canta el equis. Muchas veces la lucha es un enredo porque uno los identifica al revés de lo que son: lo que debería con lo que se me canta y viceversa. A veces uno cree que está para mucho más de lo que en realidad pretende. A veces no.

Anónimo dijo...

corrección:
A veces uno cree que está para mucho más de lo que en realidad puede. A veces no.

Ev dijo...

Qué raras las comentaristas. Yo prefiero remitirme al orden de lo empírico y decirte: aguantá con la mano boba!

Beso a todas las costis que conocí en tu cumple, especialmente para MG, la pintora.

Mariano Dorr dijo...

¿Qué es "la mano boba", Ev?

Yo creo que estoy para mucho menos de lo que pretendo, pero en una de esas...
Recordemos que el mundo es muy injusto. Quizás no merezco nada de nada, y de repente equis: me llevo un fierro. Inmerecido, pero un fierro al fin. Confío en esos avatares del destino. Y en un punto, me hago la fantasía de quedarme con el pan y con la equis.

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