jueves, octubre 12, 2006

El costicismo del otro


Desde hace algunas semanas, vengo soñando con alguna personalidad del mundo del espectáculo que me exhorta a abandonar el costicismo con chicas casadas. Raro, porque en este momento, yo mismo estoy casado. Incluso, se podría decir que estoy "del otro lado". Mi novia es acosada en su lugar de trabajo. Un famoso profesor de filosofía la invita a salir; o se invita, él solito, al depa de mi pastelito. Y que venga, nomás. Le preparo una fondue con tutti. Fantasía para el costicismo de mi esposa.
El caso es que soñé que Pergolini me dejaba sin trabajo, a menos que renunciara a acostarme con una chica casada. Y en sueños, renuncié. Joder. Se ve que estoy pagando, o pegando, los platos rotos del pasado. "El costicismo es cosa del pasado. Ya no se doblan nuestras rodillas ante el costi-costi". ¿Quién lo dijo? Hegel. A partir de entonces, páginas y páginas sobre la llamada "muerte del costicismo". Hegel fue un experto en crear famosos malentendidos. El costicismo, como el arte, no puede morir, aún cuando ya sea cosa del pasado.
En esta foto, se ve a mi amiga. Mi íntima María. El hombre que tiene al lado es su ex marido, que supo perseguirme sistemáticamente hasta no hace mucho. Un tipo alto. María es mucho más chiquita que él, pero tomé la foto de modo tal que se la viera a María lo mejor posible, y así... su marido se achicaba a medida que mi amiga crecía. Foto de una foto. Están en el norte, empastillados.
Entonces, sueño los platos rotos. El Crack-up. En estos días tengo que escribir una ponencia sobre Scott-Fitzgerald, sobre este mismo tema: cuando la vida se quiebra o se rompe, como un plato. Joder, la vida rota. Intento no quebrarme, pero hay partes de uno que se fisuran. No hay vuelta que darle.
La primera vez que me metí con la mujer de otro (fuera de mi mami, que nunca la consideré definitivamente de mi papi), fue con una ex novia de mi mejor amigo. El nombre del costicismo, Paula. Cosa del pasado, Paula Bresci. Hoy es cantante de ópera. Canta en el Colón y todo. Cuando cumplí 14, Paula me enloqueció. O, en realidad, fui yo el que empezó a enloquecerla. Le dejaba carteles por la calle. Los hacía en casa, con el banner. Un loco. Se los dejaba en las calles que yo suponía que recorría ella para ir al colegio. Mi amigo había salido con ella un año y medio atrás. Paula no quería el costicismo conmigo. Marilyn. Sólo quería que le dejara más carteles, y hacerme llorar por teléfono. A lo largo de mi vida, lloré tanto por teléfono, que realmente no lo puedo pensar. Paula me hacía llorar. Todos los días. Y volvía a negarme el costicismo. Hasta que un día... me puse a salir con una amiga suya. No fue un plan; simplemente, sucedió. Como siempre. Entonces, todo cambió. Joder. Viví esta misma historia un millón de veces. Conozco variantes y variantes de la misma historia de amor. Paula freakeó. Todo el amor del mundo, de repente, todo el amor del mundo... para mí. Podía hacer con ella lo que me saliera de los cojones. Poder. El poder del costicismo. La tiranía. El poder de destruir con un beso. Hacer llorar al otro. Decirle que es tarde. Destruir con el beso que no se da. Qué horror. Paula lloraba, incluso, cuando estábamos en casa de mi novia. Yo iba a la cocina, a buscar algo, y allí estaba Paula, esperándome y pidiéndome que dejara a Solita. Mi novia, entonces, era Solita. Soledad R. Todos mis costicismos, hasta el Gato incluído, fueron judías. Todas. Y salí con ellas por orden alfabético. Después del Gato, católicas. La primer católica que soporté, era insoportablemente católica, infiel e hija de puta, como todas. Mi esposa actual es, también, de familia católica, pero conoce el costicismo del judaísmo hasta en sus últimos detalles. Oro en polvo. Pero no quiero irme por las ramas del Árbol de la Vida.
Solita, unos cuántos meses más tarde, me rompió el corazón en mil pedazos. Me mató, un verano. Y Paula... obvio que ya no quería el costicismo. Pero era mentira. Siempre lo quiso. Paula quería el costicismo conmigo y con mis hermanos. Sobre todo con Facundo. Sin embargo, increíblemente, nadie lo tuvo. Nadie tuvo el costicismo con Paula, que se perfilaba como la más put de todas.
Solita sigue sin atenderme, cuando la llamo. Increíblemente. Y pasaron... 15 años.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Divino el relato, es tan hermoso volver a leerte casi diría como las ganas que tengo de volver a verte, Besos mi fuego!

Anónimo dijo...

me parece que fue ayer cuando me llenabas de cocos dulces

tate dijo...

living la vida rota

Anónimo dijo...

"ay, me puedo morir, mariano,,te extraño horrores" JB

Anónimo dijo...

Hola soy Agus de Chile, llegué de pasadita, muy bueno este relato, me gusa como escribes. Suenos,que bellos, sueno desde hace tiempo con robar un beso virgen de unos labios que aqui en Colonia me estan negados. Seguire pasando, abrazo

Ev dijo...

encerrada escribiendo aterrada de que cualquier cosa salga mal entré en pánico ya desde antesdeayer... y ustedes cómo van? sus textos?? piensan apresentarse en el almuerzo del lunes con los filósofos extranjeros???

Anónimo dijo...

Sí. Vamos a ir. Pero son las diez y veinte de la noche. Acabo de despetarme. El mediodía de mañana lo veo un poco diphuso.
No te preocupes, Ev. Todo va a salir genial.
Los textos. Las ponencias. Todavía no. Teté ya eascribió algunas cosas. Yo, aún no.

Anónimo dijo...

y lucy?

Anónimo dijo...

Hola Mariano. Me encantaría saber cuáles son tus blogs favoritos.
Saludos.

ciclotimia dijo...

me lo lei toddy

Mariano Dorr dijo...

No leo blogs.

Anónimo dijo...

:) muy lindo mariano...porque sera q no escribis mas seguido...te quiero primo!

Mariano Dorr dijo...

No leo blogs, porque no tengo internet. Cuando estoy aquí, en Olivos, algo leo, pero no programáticamente. Leo a mis amigos. A mi hermano, Pobre Mumi,a a Ev, a Martin Ludwig, a la Esti, etc.
El año pasado leía a Lolamar, a mi amiga Lovov, leía también México me mata. A Guatavo Nielsen.

Marilyn, pero nunca encontré uno que me hiciera más fantasía que el mío. Supongo que a todos nos pasará más o menos lo mismo.
Dicen que el de la abogada-costi está buenísimo. En fin.
Quisiera leer el de Tobe, pero no tengo idea de cuál es.
Cuando llegue internet a San Cristobal, seguramente, leeré blogs. Por ahora, sólo leo sbaraglia.

Gabriela Bejerman dijo...

cuál es el blog de la esti? me re bloggea leerte.